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Todos los capítulos de El Increìble Viaje de Hugo: Capítulo 11 - Capítulo 20
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  Me encontré con mi amigo venezolano, la señora se nos va a unir más tarde pues se ha quedado en el hotel para asistir a una sesión de yoga, una manía que tiene para eso de la vejez y la paz, no la entiendo, pero cada quien se rasca las pulgas como mejor le parece. Veo al amigo, los abrazos, los gritos acallados por lo solemne del espacio, las preguntas de rigor, los comentarios sobre la calva, la panza y las arrugas, las otras menos discretas antes que la mujer del amigo obligue mesura, en fin, el ritual de machos venezolanos que no se pierde ni con el exilio, más bien se resalta pues hay siempre el deseo inconfesado de volver a la adolescencia.Nos fuimos al café venezolano, esta vez no pedí Grappa, pedimos una botella de un Ron Guatemalteco excelente, a falta del criollo bien vale uno de gran precio y excelente sabor, que no da resaca ni afecta el colesterol, como corresponde a los señores cuarentones, la primera hora la dedicamos a hablar mal del gobier
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Llega Ramiro del brazo de una argentina despampanante, sin sotana él, ella con un vestido infartante, es rubia como el sol, con ojos cafés que gritan un tinte muy bien puesto, ambos vienen con caras de culpables, pido dos copas más además de otra botella que Ramiro se apresura a decir que paga, nos presentamos con la dama y Ramiro conoce a mis amigos, lo ponemos al día con las noticias, él se preocupa, sin embargo dice que no tiene sentido ponerse tristes a tanta distancia del problema. La chica se llama Serena, es de ancestros italianos, periodista que anda en estas tierras haciendo un reportaje sobre el cristianismo apostólico, así se conocieron, ella intentaba convencer a un bibliotecario sin que este entendiese muy bien su chapucero italiano , Ramiro, como buen caballero la ayudó, hicieron la investigación juntos en la biblioteca, le invitó un trago, se conocieron mejor y terminaron en la cama,  estaban en la pausa del amor cuando reci
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17
Llegó la mañana, realmente fue el mediodía, pedí una comida para dos al restaurante del hotel para no tener que salir ni vestirme, hacía meses que no me sentía tan bien, una mujer bella hace maravillas, eso lo sé, pero no había tenido oportunidad hasta esta noche, ella al parecer se sentía igual, la verdad quiero creerle, me quedan días solamente por acá y después de este descubrimiento no quiero romper el encanto con dudas tontas que no ayudan, para dudas está mi locura, como por el momento dejé la investigación, solo me dedicaré a buscarle la vuelta a esta mujer encantadora que se me atravesó a último momento.Comimos en la cama, nos desayunamos entre besos, ella llamó a su trabajo y dijo sentirse muy mal, usó mi computadora para enviar el material pendiente, responder correos, ponerse al día con algunos asuntos  mientras yo solo admiraba su cuerpo, me maravillaba de su sonrisa y me encantaba con su voz, hasta en italiano se oía angelical.
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Le cuento que mi historia con el blog es simple, una mañana, al salir de dar clases me encontré a unos estudiantes, eran oficialistas y decían la sarta de bobadas que dicen todos, me metí en la discusión, como ya es costumbre les desbarate el discurso, pues no tenía ni pata ni cabeza, al llegar a la sala de profesores a dejar asistencias de mis alumnos y firmar la propia, la secretaria comenta que me anda buscando un colega, pero de la facultad de “Ciencias Sociales”. El tal fulano es un profesor recién graduado, aproximadamente de mi misma edad, solo que  duró quince años para culminar el pregrado,  recién estaba culminando un posgrado por correspondencia en una de esas “universidades” inventadas de la nada para apuntalar bodrios políticos, sus copartidarios hicieron maromas burocráticas para  poder permitir que este tuviera acceso a un concurso que no le tocaba, por supuesto ganó y ahora lleva una cátedra extraña, algo así como teología del discurso
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Salimos hasta un centro comercial cercano, desde una cabina telefónica llamé al pintor y lo puse al día con la situación, me dice que algo sabe pues su hermano, le contó que recientemente hubo patrullas, gritos, golpes de puertas, insultos en casa de mis tíos, de quien es vecino,  los habitantes de la cuadra salieron a ver, algunos comenzaron un motín que acabó a golpes, además con saldo de patrullas quemadas, guardias apedreados, más gente presa, intoxicados de lacrimógenas, pero a mi familia, al parecer, no les sucedió nada gracias a la intervención de la gente, me cuenta, además, que eso fue hace tres días, la búsqueda se ha activado con toda clase de rumores, desde que soy un traficante de drogas hasta “magnicida” como si matar cucarachas fuese un crimen, al final, le pido la dirección exacta y le cuento que lo voy a visitar mañana con mi nueva novia, que estoy por acá de vacaciones, lo que ha servido para escapar a toda esa locura de los esbirros, no quiero pensar mucho en
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20 A
Lástima que la visita a España se diera en esas condiciones, es un viaje muchas veces soñado pero nunca realizado, mi amiga, aunque es casada, ha mantenido una relación virtual por largos años, donde hemos conversado de todo, desde la crisis europea hasta mi crisis existencial pasando claro por cruzarnos cuentos eróticos para subirnos el calentón, veremos qué pasa, por lo pronto reviso mi cuenta de Facebook para buscar su dirección de correo electrónico, voy hasta un hotel cercano, donde alquilo una computadora para que me mande el número a otra cuenta de correo que abriré, por supuesto, con nombre falso y como no hay dirección IP que me delate pues no es el  gran problema, esperaré su respuesta mañana, por hoy dejaré la cosa esta de espías.  Llegada la mañana, entre retozos típicos de enamorados recientes que aún se están conociendo, le digo a Ángela que a partir de hoy intentaremos vivir lo más relajados posibles, en principio iremos a Milán a visitar
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20 B
Mientras voy pensando en mis cosas, mi chica indica que ya es la hora, nos deben de estar esperando a la entrada de la estación, tomamos las maletas y caminamos hacia el punto de encuentro, allí veo a mi amigo, más gordo que de costumbre, unas cuantas canas más que la última vez, aquella donde me lo tropecé y me contó que estaba llegando de participar en la bienal de Venecia, iba acompañado de una señora alta, rubia , de ojos claros, con aspecto helénico y andar felino, de más de cuarenta pero muy bien conservada, venía a nuestro encuentro con una amplia sonrisa, flanqueada por el pintor quien como buen compatriota me saludó de apretón de manos, abrazo y palmeo de espaldas, nos presentamos y nos subimos a un jaguar que parecía haber salido recientemente de algún concesionario, la mujer se valió del poco español aprendido por boca del pintor, nos explicó que era viuda desde hacía más de cinco años, su difunto esposo era alto ejecutivo de una aerolínea, además tenía una cadena de rest
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Le pregunté cómo es que terminó en esta fiesta, me contestó, “Facebook”, ahí entendí. Resulta que en Venezuela se tropezó con mi hija, al preguntarle por mi ella le contó lo que sabía sin mucho detalle, él por costumbre de ser periodista completó con lógica los huecos del relato de mi hija, aprovechando la proximidad de su ya planificada huida se dedicaría a buscarme, pero entre una cosa y otra lo fue postergando hasta que la semana pasada, cuando lo llamó su madre desde Maracay para avisarle que la policía lo andaba buscando por fraude y alguna otra cosa inventada por el rector de una universidad quien (muy merecidamente por cierto) lo acusó por el engaño aquel del antropoide inventado. La policía al parecer ató cabos y se inventó algún crimen más solo para encontrarme a mí, claro eso es especulación de ambos.Una vez pasado el susto inicial y a expensas de su madre, Alexis buscó ayuda con un primo de la señora, un tal Wenceslao Reinefield Levi quien como buen judío ayudó a s
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Llegamos en corto tiempo a la ciudad eterna, en la puerta de salida de nuestro vuelo nos esperaba la pareja, hicimos las presentaciones de rigor y salimos en busca de un taxi que nos devolviera al apartamento de Ángela, Alexis no tuvo más remedio que aceptar el sofá de mi novia como alojamiento por los próximos tres días.Recorrimos los 45 minutos desde el aeropuerto hasta nuestro destino en un incómodo silencio, los nervios por la proximidad de tener que poner en marcha los planes se sentía en el aire, hasta el taxista miraba por el retrovisor con cara de preocupación,  gracias al ambiente de funeral invernal Inglés que se respiraba en el vehículo.Al entrar las mujeres fueron a hacer café  (imagino) para ponerse al tanto sin oídos masculinos cerca, mientras, en la sala quedábamos los hombres decidiendo entre licor o café.Ramiro casi se infarta cuando le hablé del matrimonio del día siguiente, cuando argumenté que si todos pensaban que estaba loco po
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Esta extraña despedida de soltero es la que más me ha gustado, a pesar de tanta gente ausente, me evitó esta engorrosa explicación que es más fácil escribir que explicar, de que las meretrices no me gustan más que para verlas contonearse, cuando sabemos lo que por lo general significa eso para el macho latinoamericano promedio, que a fuerza de costumbre llega a aceptar los burdeles  como escapes a sus relaciones, sin que ello suponga un real peligro para la estabilidad familiar.Entre cervezas, risas, lumpias y arroz frito nos preparamos para salir al juzgado a casarme, previamente Ramiro habló con Serena y abordamos el taxi que nos trasladará las veinte cuadras que nos separa del sitio, al llegar me encontré con mi novia quien usaba un vestido azul, largo, el cabello rojo peinado al natural y un ramo de margaritas a modo de Buqué de novia, la verdad no recuerdo como se vestía Serena pues solo tenía ojos para mi mujer, entramos los cinco al juzgado, adentro nos esperaba e
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