Betel. Este lugar era otra cosa. No habíamos parado de sembrar y recoger, seguir el camino desde el portón, ahora pintado y siempre cerrado por los acontecimientos del pasado, era más fácil. Había accedido a tener una sociedad con mi mujer y creo que papá no se quejaría. Depositamos la confianza en la crianza de animales que produjeran leche y carne y caballos fuertes que llevaran y trajeran a los campesinos y hacendados por el pueblo, mamá estaba feliz solo por eso, le gustaba que el pueblo, las haciendas se mantuvieran vírgenes en sus costumbres, ver a los hombres llegar a caballo le recordaban a su esposo, así que ayudaba en la crianza de estos caballos.Después de lo ocurrido hace un año y medio ella concedió plantas de café a los trabajadores para que sembraran en sus tierras. No le dieron gran importancia, era algo común oler y ver crecer el café de mamá
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