Estaba destrozado. No podía creer cómo mi vida había cambiado en apenas unos minutos. Con el corazón en la mano, me alejé de ella. No podía girar a verla. Si lo hacía, la tomaría en mis brazos y la calmaría. Pero el dolor de la traición, me cegó por completo; necesitaba salir de allí, lo antes posible. —¡De vuelta al hotel! —le dije al chofer, mientras miraba por la ventana. Deseaba verla correr hacia mí, para darme una buena explicación. Le mostré quien soy, le presenté a mi familia, planeé una vida con ella… amaba a una mujer que ni siquiera conocía. ¿No aprendí nada de mi padre y su dolor? Siempre supe que enamorarme no era una buena idea; pasé mi vida evitando la cercanía de una mujer. Pero Lexy no era cualquier mujer. Desde que la vi, supe que ella pondría mi mundo de cabeza. Esos hermosos ojos celeste agua, bajando la mirada ante una orden, me movieron el piso desde un primer momento. Su aroma, el roce de su piel… me parecían la gloria. Toda el
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