El fin de semana había pasado y era domingo pero aquella noche no dormido bien, ni siquiera cuando dejo de llorar. El siseo constante de la lluvia y el viento sobre el techo no aminoraba jamás, hasta convertirse en un ruido de fondo además del contaste sentimiento de que alguien la vigilaba desde las sombras no dejaba su cuerpo se tapó la cabeza con la ropa de cama de terciopelo y luego añadió la almohada, pero no Conseguido conciliar el sueño antes de medianoche, cuando al fin la lluvia se convirtió en un fino sirimiri. A la mañana siguiente, lo único que veía a través de la puerta de cristal del balcón era una densa niebla con mucha pereza se levantó de la cama y se dispuso a cepillar sus dientes para continuar tomando una ducha de agua fría que sonaba algo enfermo considerando el clima tan frio de esa mañana, Al salir del baño en bata y con una toalla en su cabello Al estar ya en ropa interior se dispuso a ponerse una camisa blanca,
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