Mientras su hermana preparaba las cosas, Lara le agarró con más fuerza la mano. Sentir que ella buscaba esa protección lo afectó. Porque no quería involucrarse con ella, no era más que un don Juan y ella merecía a alguien mejor, sin embargo, Lara le hacía querer matar hasta dragones, con tal de protegerla. Se dio cuenta de que no solo era diminuta en altura, ella era frágil. Vio sus hombros, casi más hueso que otra cosa. Ella necesitaba de alguien que la cuidara.Sus padres habían muerto siendo ella muy joven, quedando bajo la tutela de su abuela, una amable mujer que amó a Lara con todo. Tras fallecer dos años antes, la dejó bien acomodada económicamente, pero por lo visto nadie estaba al pendiente de ella.— ¿Quién es el imbécil?—Es el mandadero el alcalde y venía por las joyas para la amante de turno. Cuando amenaza
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