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Todos los capítulos de LA INVESTIGADORA PARANORMAL: Capítulo 31 - Capítulo 33
33 chapters
EL DOCEAVO DISCÍPULO (tercera parte)
VI Drej despertó siendo torturada por Ana Chang en una extraña bodega abandonada y en medio de las tinieblas de la noche. Drej fue despojada de su chaqueta negra característica, por lo que quedó vestida sólo con su camiseta blanca sin mangas y su pantalón de cuero. Estaba encadenada en el mismo cepo metálico y extraño en que estaba la joven víctima de Chang en el Olympus y le habían colocado la misma mordaza. Drej sentía un tremendo dolor en sus músculos, especialmente en la espalda y las piernas invadidas de calambres. Seguramente llevaba varias horas en esa posición dolorosa y humillante. Adicionalmente, Chang había comenzado a flagelarle la espalda, aunque no con un látigo sino con un azote para caballos. —Te preguntabas que me pedía Damon que hiciera –dijo Chang. –Pues le encantaba que yo torturara a sus ví
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EL DOCEADO DISCÍPULO (cuarta parte)
VIII Desperté de mi sueño, aunque nuevamente fue sin sobresalto. La oscuridad era rota por pequeños ases de luz que penetraban por los ventanales de la habitación. A mi lado, durmiendo sobre una colchoneta en el suelo, se encontraba Drej. Sentí una maligna presencia en la habitación y un frío escalofriante. Intenté despertar a Drej pero algo me impedía articular palabra. Es entonces que las cobijas se remueven de encima mío por manos invisibles e intento moverme pero tengo el cuerpo paralizado. Traté de mover mis manos pero éstas fueron súbitamente colocadas contra el colchón por dedos frígidos como el hielo que aferraron mis antebrazos. Incapaz como estaba de contemplar ningún atacante y aún sin poder articular palabra, pude sentir la respiración helada y fétida sobre mi rostro que susurraba lascivamente:
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EL DOCEAVO DISCÍPULO (quinta parte)
X Me encontraba en labor de parto en el Hospital General en México. Mi enorme vientre me estorbaba la vista al encontrarme acostada boca arriba con los médicos atendiéndome. —¿Dónde está el padre? –me preguntó uno de los doctores. —Es un demonio –dije— es un demonio... Una de las enfermeros dispersó un alarido desesperado que me alertó. Cuando fui capaz de comprender la causa de su pánico, mi espalda se heló de la impresión. De mi útero emergió un tentáculo leproso y pulsátil que aferró el cuello de uno de los médicos. Rápidamente, decenas de tentáculos repugnantes similares emergieron de mi vagina desangrándome dolorosamente en lo que se trataba de un parto demoniaco. —¡NO! –grité desoladora al salir de la pesadilla.Leer más