Desperté con los ojos irritados, no guarde ninguna de esas emociones y tampoco pude disimularlas, solté toda esa tristeza y culpa llorando y gritando. Luego de vestirme y comer un triste tazón de cereal salí de mi casa, de camino a la parada de autobuses un vecino que salió a botar la basura me vio y me saludó. Fue repentino y apenas me di cuenta lo saludé alzando la mano, antes de irse me preguntó ¿si me encontraba bien? Dijo que escuchó unos gritos ayer por la noche que venían de mi casa, no me estaba nervioso cuando lo mencionó, más bien sentía vergüenza, le dije que fue porque se cayó la cafetera y me golpeo en el pie; parecía sorprendido y hasta empezó a reírse de forma nerviosa como si hubiera malinterpretado los hechos (Prefería ignorar cualquier suposición que hubiera hecho ese tipo, lo mejor era no darle importancia a los rum
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