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Todos los capítulos de Un esposo para Elizabeth: Capítulo 21 - Capítulo 30
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AMENAZA.
Narra Edward. ¡¡Estoy que me lleva el mismo diablo!! Exclamé molesto. Supe que Elizabeth está en Italia y solo eso hace que me sienta sumamente cabreado, también me molesta saber que Elizabeth le haya dicho de su viaje al abogaducho estúpido y no a mí que soy su esposo. ¡¡Qué rayos tiene que buscar ella en Italia!! Pensé disgustado. ¡¡Seguro que el maldito de Gregory tiene algo que ver con este viaje, pero se equivoca al pensar que le dejaré el camino tan fácil!! Comenté para mí mismo dando vueltas en mi despacho. Estoy sumamente jodido, ahora tengo la arpía de Grecia sacándome dinero como si yo fuera un maldito banco y para completar mi desgracia está usando mi casa a su antojo se siente dueña y señora de lo mío o mejor dicho de lo que es de Elizabeth por qué hace varios días puse la casa a su nombre para que Grecia no quiera usar unos de sus trucos conmigo y con ello tratar de quitarme la casa. —Amor que te pasa, qué estás tan descontrolado, tus gritos se escuchan en toda
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EXCÍTACION.
Narrador. No señorita, usted está equivocada por favor revise bien porque esto tiene que ser un error en el sistema, yo he reservado dos habitaciones por 15 días y apenas ayer por la noche fue que ingresé a este hotel — le reclamó Elizabeth a la recepcionista quien se sentía culpable por mentirle a Elizabeth por orden de su jefe, pero como todo empleado tenía que seguir las órdenes del jefe o si no perdería el trabajo con el cual le da el sustento a su familia. Lo siento mucho, señora Marít, pero su reservación fue por un solo día, ya he revisado y en el sistema aparece que su hora de arribo era ayer en la mañana y salía hoy a la misma hora, tenemos otros huéspedes que entrará mañana a esta misma hora por favor sea consciente y abandone el hotel a la hora acordada— mientras le respondía con pesar a Elizabeth su jefe la miraba satisfecho por lo convincente que su empleada sonaba. Pero solo tengo que renovar la reservación, así que hágalo — le pidió Elizabeth mirando a Melissa, quié
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DELIRIO.
Narra Gregory. Ver a Elizabeth ponerse celosa me hizo sentir bien, es que no puedo negar que esa mujer me tiene delirando por más rudo que intento ser con ella, más me enamora su prepotencia, me gusta verla enojada, es la imagen más hermosa que he visto en mi vida, sus ojos verdes toman un tono más oscuro, arruga su nariz de manera tierna, ella piensa que me intimida cuando está furiosa, pero su enojo a mí solo me provoca mucha ternura. ¡¡Elizabeth es mi jodida debilidad!! Pensé mirando sus puños apretados, la quiero en mi cama en este puto instante y es que esta pequeña hace que yo la quiera poseer con necesidad, fantaseo con ella tanto que en ocasiones me he masturbado pensando en ella, cosa que nunca había hecho por qué siempre estoy rodeado de mujeres, pero ahora ninguna mujer me interesa en mi mente solo está ella, mi cuerpo solo la desea a ella. Estoy tan obsesionado que llevo en mi bolsillo la braguita blanca que le quité la noche que pude disfrutar de su sabroso coño y esa
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HORROR ITALIANO.
Narrador. El padre de Gregory seguía apuntando a Elizabeth con su pistola. —¡¡Padre, baja esa m****a!! —exclamó Gregory asustado. Era la primera vez que Gregory sentía miedo, él nunca había conocido ese sentimiento y hoy lo conoció al ver a su padre apuntando directamente a la cabeza de Elizabeth y es que Gregory sabía que a su padre no le temblaría el pulso para matar a Elizabeth, él fue su mejor maestro de su padre aprendió a ser un hombre frío y cruel. —Padre, por favor — gritó Gregory y eso se escuchó como un ruego, actitud que a todos los presentes le causó intriga. ¡¡El gran dragón rogando por una mujer!! Pensaron la mayoría, incluido su padre, quien guardó su pistola aún sin comprender el porqué de su hijo al rogarle delante de todos por una mujer. ¿Por qué mostró debilidad? Se preguntaba sintiéndose furioso con su hijo. Esta era la primera vez que Gregory hacía algo que fue contra la voluntad de su padre. —Dulzura, estás bien —Melissa interrumpió en la sala de r
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EL RUEGO DEL DRAGON.
Narra Elizabeth. Para llegar a la habitación donde estoy alojada tengo que caminar por un pasillo que parece el túnel de la muerte, no es porque este sea tenebroso, es porque ese túnel es bastante largo. Y hablando de muerte pude ver a Gregory caminando de frente. —Elizabeth necesitamos hablar por favor, ven conmigo— es la primera vez en el tiempo que conozco a Gregory que me pide que hablemos con un tono amable y no tratando de ordenarme como siempre. —Tú y yo no tenemos nada de que hablar — le respondí enojada y seguí caminando, hasta que él detuvo mi andar, aprisionando mi cuerpo contra el suyo. —Solo quiero que veas algo — me susurró al oído. Por qué rayo me estás susurrando, acaso me quieres decir un secreto _ Exclamé luchando con él, para apartarlo de mi lado. —Chsss —puso un dedo sobre mis labios en señal de que me mantuviera en silencio _ ven conmigo y entenderá lo que te quiero decir — volvió a susurrar. —El gran dragón le tiene miedo a su padre —comenté con sar
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REACCIONES.
Narrador. —No puedo cumplir esa petición —Elizabeth se paró del sillón con la intención de marcharse, pero Gregory la detuvo sujetándola por la cintura, Elizabeth sentía la respiración de Gregory en su nuca. —no puedo, mi primo sería el siguiente en tomar el liderazgo y su plan de negocio para conseguir dinero es prostituir niños de ambos sexo, también quiere empezar con la venta de órganos, eso significa que él matará personas sanas para sacarle los órganos, Elizabeth, yo soy un maldito asesino, pero los niños y las mujeres son seres sagrados para mí nunca he matado personas inocentes a todas las personas que yo he matado son delincuentes, empresarios corruptos y violadores — Gregory sabía qué Adriano dañaría a muchas personas si él le cedía el control de la mafia Italiana. —¿Y tú qué tipo de negocios haces para obtener dinero? — Elizabeth no era tonta, ella sabía que Gregory no era una mansa paloma, pero le agradó saber que él no es el tipo de mafioso que ella imaginó. —Narcotrá
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RELACIONES INTIMAS.
Narrador. —¿Eres virgen? —preguntó Gregory confuso. ¡¡El payaso de Edward aún no la ha tomado! Pensó emocionado. —No lo soy, pero en cierto sentido esta es mi primera vez— Gregory entendió a la perfección y empezó a besar sus labios de manera tierna, sintiendo cómo Elizabeth se estaba relajando, votando la tensión y continuó penetrándola lentamente hasta sentir su miembro completamente dentro de su intimidad, sintiendo cómo las paredes vaginales de esta le apretaban y succionaban su miembro, Elizabeth estaba muy estrecha y caliente y eso a Gregory le provocaba un placer intenso. —Estás muy apretada, me gustas mucho Elizabeth, amo ese delicioso coño tan caliente —Gregory se sentía extasiado y empezó un vaivén frenético, abriéndose paso en el interior de la vagina de Elizabeth, llegando profundo, clavándose completo como si deseara entrar entero, Elizabeth cegada por el deseo clavó sus uñas largas en la espalda de Gregory, también chupaba su cuello y succionaba con desespero sentía
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EXTASIADO.
Narrador. Italia. —Vamos mi niña — dijo Gregory cargando a Elizabeth entre sus brazos para llevarla al baño, mientras Elizabeth estaba nerviosa por haberle enviado la ubicación a su amiga sin haberle dicho a Gregory de que ya había puesto su plan en marcha, Elizabeth sentía que no era justo para su amiga seguir llorando por alguien que en realidad está vivo. —Tengo una sorpresa para ti —comentó Gregory sacando a Elizabeth de los pensamientos en los cuales estaba metida, cambiando sus nervios por curiosidad. —¿Dime cuál es esa sorpresa? —le preguntó Elizabeth emocionada a Gregory. —Si te lo digo no será una sorpresa —le dijo Gregory acomodándola con mucha precaución dentro de una tina de baño llena de espuma. —Gregory no tengo paciencia para esperar — Elizabeth estaba tan concentrada en su sorpresa que no había notado que Gregory estaba excitado. —Primero déjame consentirte — dijo Gregory tomándola de la cadera y la sentó encima de él, provocando que ella sintiera su promin
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ENFADADO.
Narra Elizabeth. Disimulé limpiarme la boca con una servilleta desechable para escupir las pastillas sin que Gregory lo notara. —Amor te dije que más adelante vamos a tener todos los niños que quieras, pero primero debemos de casarnos, me urge que dejes a Edward, hoy mi abuelita cumpleaños y en esa fiesta te presentaré como mi mujer — seguí comiendo con la mirada fija en mi plato. —Ujum — balbuceé irritada sin creer en sus palabras. —Elizabeth, amor mírame, no me trates así — dijo agarrando mi mano. —Te estoy escuchando Gregory que más quieres — le contesté hastiada, yo soy muy dócil, pero cuando estoy molesta soy irritable. —Está bien mi vida, entiendo — apartó su mano de la mía — al menos mira — señaló para el mar — ahí está una de las sorpresas que tengo para ti. ¡¡Wooow!! No sé en qué momento el enojo se me pasó, pero sí que la sorpresa fue impresionante. Yo no podía creer lo que estaba ocurriendo y todas las personas en el restaurante también miraban asombrados por
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MENTIRAS.
Narra Elizabeth. Me di una ducha rápida y empecé a vestirme, me puse un maquillaje sencillo porque encontré todo lo necesario para vestirme adecuadamente y por último tomé un frasco de un perfume que estaba en la cama junto al vestido, pero antes de usarlo quise sentir su olor y este era exquisito su aroma es dulce con un toque floral y lo que más me impresionó es que el frasco tenía mi nombre grabado con letras doradas. —Ese perfume es único, lo mandé a elaborar exclusivamente para ti, solo tú serás la dueña de esa fragancia — comentó Gregory entrando a la recámara. —Muchas gracias mi amor —me acerqué a él para darle un beso y él me rechazó apartándose de mi lado. —Si ya estás lista vamos — dijo posando una de sus manos en mi espalda baja y el roce de sus dedos me erizó la piel. Narrador. Edward había llegado a Italia con la intención de asistir a la fiesta, pero su plan cambió por uno más efectivo que Paulina ideó. En el interior de la limusina en la que iban Gregory y Elizab
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