Megan—¡¿Qué?!, no, no, no, no. Yo no puedo ser tu pareja. ¡No!, debe haber un error— me separé de él y entré en pánico. —No hay ningún error ninfa, puede que a los osos nos cueste un poco más que a los lobos reconocer a nuestras parejas pero una vez que lo hacemos no hay error posible — el pelirrojo ya estaba acercándose a mí. —¡Quédate ahí!, ¡no te acerques! — —Hace un momento no te molestó tenerme cerca— sus palabras junto con su sonrisa pícara hicieron que mis mejillas se sonrojaran. Pero ¿ que leches era esto?, yo sonrojándome por las palabras de un niñato, ¿qué me estaba pasando?. —A ver, casanova, tu damisela está en estado de shock así que creo que te lo tendrás que tomar con calma. ¿Porqué no entramos todos a la casa, nos tomamos una copa y nos relajamos? — agradecí que Eli mediara. —No hay vodka suficiente ahí dentro que me quite esta impresión — bufé mientras nos dirigíamos al salón de la casa. El resto de la noche fue un poco raro. Tener la mirada de Gregory sobre
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