MI ESTÚPIDO HERMANASTRO.CAPÍTULO 49.Con las pocas fuerzas que tenía la agarré de los brazos sosteniéndola, mamá trató de hablar, pero el nudo que tenía en la garganta no la dejó. —¿Mamá le pasó algo Álex? —exclamé —. ¿¡Verdad!? Grité, sus lágrimas no paraban y la voz no le salió así que solo asintió. En ese momento sentí que todo me daba vueltas, el aire no me llegaba, el estómago se me retorció, la garganta se me secó, mi corazón latía rítmicamente tan fuerte como si quisiera atravesar mis costillas, no me podía mover, solo sentí unas manos que me sujetaban, eran dos guardias que me sostenían al igual que lo hacían con mi mamá. Segundos después llegaron unos paramédicos, pero en mi cabeza solo se reproducía una y otra vez ese maldito mensaje. Todo dejó de moverse, solo habían ecos vacíos y una terrible oscuridad que empezaba a consumirme, entonces repetí en silencio; Álex. Reaccioné abruptamente zafándome de los paramédicos y salí corriendo abriéndome paso entre la multitud, corrí
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