DaniNo sabía cómo reaccionar a lo que estaba pasando. Por un lado, quería corresponderle a Stefan, pero por el otro, me asustaba tanto que quería darle un empujón y apartarlo de mi boca. Sin embargo, permanecí allí parada, siendo sostenida por sus firmes brazos, siendo besada por su boca, entrelazando mi respiración con la suya, también sintiendo la mirada punzante de Nathan. Porque sí, por supuesto que él estaba mirando esto y podía apostar un millón de dólares a que me lo reprocharía y pondría la misma justificación de siempre: que no confía en Stefan.Hacía mucho tiempo que alguien no me robaba un beso. Si bien me besaba bastante seguido con Nathan, lo nuestro era diferente porque los dos acordamos no tener nada relacionado al amor, solo éramos sexo cuando nuestra piel se encendía, o éramos consue
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