Sarah Bodremon Viernes, viernes, viernes... tanto que lo ahnelé. Salgo de la oficina y me dirijo al ascensor, éste se abre y entro, justo cuando está por cerrarse Antonio entra y maldigo mentalmente el me sonríe y me da la espalda.— Hoy estoy de buenas, ¿te gustaría que fuéramos por un trago, como jefe y secretaria? —dice dándose la vuelta.— Claro, ¿porque no? — digo sorprendiéndolo, el sonríe y se frota los ojos y las orejas.—¿Escuché bien? —pregunta con confusión.—Si Antonio, escuchaste bien —digo saliendo dejándolo confundido.—A las 8 paso por ti —dice levantando el pulgar.—Unju —contesto caminando hasta mi auto.Enciendo el motor y arranco, deberé lucir bien, al menos. Pongo algo de música, me saco la chaqueta quedándome con el top de abajo.Luego de conducir unos minutos que se hicieron l
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