Sarah Bodremon
El día está hermoso ojalá y me vaya así en la empresa. Que nadie me moleste, que nadie me respire cerca, quiero sentir La paz que estoy sintiendo ahora.
Salgo de mi balcón hasta mi habitación, tomo mi bolso, miro mi aspecto en el espejo y no está nada mal. Un pantalón crema de tela, una camisa fina blanca, zapatos negros que hacen juego con mi bolso y los accesorios. He decidido cambiar un poco mi aspecto en lo que tiene que ver con la vestimenta de ir a la empresa. Nada de lentes, moños mal hechos y ropas anchas. Soy hermosa y no me puedo opacar.
Salgo de la habitación rumbo al ascensor y busco mi auto para irme al trabajo. Falta media hora, pero podría tomar un café en la cafetería de la empresa, es bastante bueno y gratis.
Pongo música de Taylor y conduzco hasta la empresa. Las calles están algo cogestionada, es lunes.
Me estaciono en el sótano donde
Sarah Bodremon Respiro profundo tres veces antes de ir a la oficina de mi jefe. Debo llevarle unos documentos que necesito firmados y sellados para enviarlos a la embajada. Me he tomado todo el café de la oficina y aún tengo un dolor de cabeza de los mil demonios. Tendré que ir al área de enfermería por algún medicamento. Justo hoy olvidé las píldoras para los dolores.Entro y está sellando otros documentos que una chica le ha traído, la misma lo mira sellar y firmar embobada. Ruedo los ojos y espero a que termine. Luego de unos cortos segundos termina, levanta su vista, entrega los documentos y se cruza de brazos. La chica sale disparada cuando él la fulmina con la mirada.Antonio me escanea de pies a cabeza y carraspea antes de hablar.—¿Qué pasó con tu uniforme? —pregunta enarcando las cejas.—¿Hasta ahora no se había dado cuenta que no lo llevaba puesto? —pr
Anotnio RamosLlego a mi oficina luego de llamar a la atención a Sarah por estar perdiendo el tiempo con él celular, en vez de trabajar. No sé cuál es la necesidad de ver pollas cuando puede esperar a llegar a casa e incluso ver la mía.Estoy tratando de controlarme lo más que puedo para no volver a rogarle una noche de pasión. No sé que me pasa, jamás había rogado culo. Siempre caen a mi sin mover un dedo.A veces siento que no debería rendirme fácilmente. Desde esa primera llamada anónima que me hizo me dejó loco. El sonido de su voz excitada, lo tierna y ardiente que se escucha, la manera de calentarme con tan solo de una llamada.Tomo un poco de whisky y miro la ciudad por el gran ventanal de mi oficina mientras mi mente está llena de pensamientos sucios y morbosos en cuanto a Sarah. Tomo el períodico que está cerca de mi en una pequeña mesa de cristal y me sorprendo a
Sarah BodremonEstuve hablando con mis padres 1 hora y media, siento la oreja caliente. Pero me sentí bastante bien al saber de ellos.Están organizando un viaje a Italia y luego a Colombia para despejar un poco el ambiente. Por supuesto me invitaron y les dije que luego les daré respuesta. Quizás vaya, quizás no. Ni idea.Saco la lista que me hicieron las chicas de lo que falta en la tienda y empiezo a pedir para surtir el negocio cuanto antes.Luego de terminar denpedir un montón de cosas decido darme una buena ducha. Justo cuando me levanto de la cama mi teléfono suena y el nombre de Davis aparece en la pantalla tomo la llamada a espero a que hable.— Hola Sarah, ¿Cómo estás, qué haces? — pregunta y puedo escuchar una música suave de fondo pareciera estar en su auto.— Justo ahora me levanté para darme una ducha ¿por? —pregunto caminando hacia el baño.<
Antonio Ramos Salgo del baño de chicas hasta el baño de hombres, me meto ahí algo agitado y con la polla adolorida. Quise penetrarla, pero me contuve. Ya habrá tiempo para eso. Al menos di un paso más y ella no se negó.El sabor de sus fluidos siguen en mi garganta y eso me encanta. Relamo mis labios mientras arreglo el asunto allá abajo. Me arreglo la camisa y saco una chicle de mis bolsillos. No quiero que mi novia note algo extraño.Salgo y voy hasta la mesa. Ella aún sigue hablando con la esposa del amigo de su hermano. Sarah no ha salido del baño por lo que veo.Abel me da una mirada y luego mira el pasillo de los baños. Lo ignoro y me sirvo un poco de vino.Al fin la pareja se va y Sarah aparece, se sienta en silencio. El postre llega y empezamos a degustarlo despacio. Sarah me da una mirada ardiente y se lleva el postre a la boca.
Sarah Bodremon No tengo muchas ganas de salir, pero quedé de acompañar a Davis unos tragos y como es el de tierno y atento, pues no lo puedo dejar plantado, además un trago no me caería mal.Aún falta 1 hora, así que escribiré una historia que me envió una lectora. He decido escribir algunas historias de mis lectores que me envían por DM de instagram. Ya que ellos no tienen el valor para contar sus experiencias sexuales, me han tomado a mi para que lo haga de manera anónima.Me llegaron un montón de historias y tuve que elegir con los ojos cerrados.Voy editando la historia y arreglo algunas cosas, como escribirla en tiempo presente .Historia de una lectora.La secundaria es una mierda y estoy cansada de tener que despertarme temprano y convivir con estúpidos compañeros adineradorados, soy
Sarah Bodremon Llegamos a un restaurant sencillo pero acogedor, me brinda la silla y me siento , él hace lo mismo después de mi y me sonríe. El mesero llegaba y nos saluda muy amable.—Buenas noches, señores —dice inclinando su cabeza.—Buenas noches —decimos al unísono. —¿Qué van a tomar? —pregunte colocando una carta en cada puesto.—Traeme el vino de piña y limón —dice Davis y lo miro extrañada y luego veo la carta y si hay ese tipo de vino. No me quiero imaginar el sabor. Él me sonríe y entrega nuestras cartas.—De acuerdo señor —dice el mes
Sarah Bodremon Hace dos semanas de la ruptura no ruptura con Davis y tampoco me hace falta. En estos días he comprado algunas cosas, he pensando lo de si irme de viaje un tiempo y renunciar a mi trabajo en la empresa.Hoy les contaré a las chicas de que yo soy esa escritora y por esa razón dicha escritora recomienda tanto mi tienda.Me estaciono en el mall y salgo para ir a mi hermosa y perversa tienda. Las chicas me sonríen cuando entro y las saludo y luego unos cuantos empleados. Me quedo viendo las estanterías como una cliente más. Ya es hora de cerrar y comeremos algo cerca de aquí, quizás alguna pizzería.—¿Cómo va todo? —pregunto a las chicas.—Excelente —dicen al unísono mientras empiezan a recoger algunas cosas. Los clientes empiezan a marcharse.—¿A donde iremos? —pregunta Nashla tomando su bolso. Apaga el aire acondicionado y toma su mo
Sarah Bodremon Viernes, viernes, viernes... tanto que lo ahnelé. Salgo de la oficina y me dirijo al ascensor, éste se abre y entro, justo cuando está por cerrarse Antonio entra y maldigo mentalmente el me sonríe y me da la espalda.— Hoy estoy de buenas, ¿te gustaría que fuéramos por un trago, como jefe y secretaria? —dice dándose la vuelta.— Claro, ¿porque no? — digo sorprendiéndolo, el sonríe y se frota los ojos y las orejas.—¿Escuché bien? —pregunta con confusión.—Si Antonio, escuchaste bien —digo saliendo dejándolo confundido.—A las 8 paso por ti —dice levantando el pulgar.—Unju —contesto caminando hasta mi auto.Enciendo el motor y arranco, deberé lucir bien, al menos. Pongo algo de música, me saco la chaqueta quedándome con el top de abajo.Luego de conducir unos minutos que se hicieron l