Rodrigo después de cometer semejante acto de locura, se fue a su casa para estar solas, no había amanecido aun y se metió a su habitación, se sentó al borde de la cama a pensar:"¿Qué demonios me pasa con ella? No debí proponerle matrimonio, debo retractarme antes que me diga que sí. Dejaré que se case con Juan Carlos; él es un buen partido, y tal vez no se la lleven tan mal. Aunque me muero por dentro solo de imaginármela siendo su mujer y yo como un idiota yendo a su casa solo a buscar a mi hijo los fines de semana, me da coraje solo de pensar que no podré ni tocarla —Redrojo se sentía muy confundido—. Esto es una locura, pero la quiero para mí, no quiero que sea de otro. —Se levantó y se fue al ventanal—. Si nos casamos no dejaré que ningún otro hombre la toque jamás, le podré un guardaespaldas que
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