Zacarias se giró completamente hacia la omega que era un manojo de temblores y parecía entrada en un ataque de pánico. La comprendió, dos alfas cerca de un omega en celo, solo tenía un resultado, lástima que él era un alfa de calidad, él escogía sus parejas de cama, no necesitaba aprovecharse de omegas indefensas. Aun así a su nariz llegó un delicioso olor a manzana y canela que lo dejó tieso por unos segundos. Era una fragancia aunque fuerte, ligera a la vez, como si pudiera aspirarla tanto tiempo hasta embriagarse a la locura.Vaya, aquella omega seguía sorprendiéndolo, era anormal encontrar alguien con el olor tan fino y delicado. Se acercó con calma a la mujer y se arrodilló frente a ella. Hacerlo solo hizo que el olor se volviera más fuerte y por primera vez pens&oa
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