Antes de que pudiera dar un paso más, Andrew la sujetó por la muñeca y tiró de su espalda haciéndola chocar contra su duro pecho. Ella lo miró y él solo le sonrió. Ella tragó saliva al darse cuenta de su situación y su sonrisa era definitivamente una pista obvia de hacia dónde se dirigía esto. —Oh, mi bebé tiene agallas, ¿eh? ¿Y crees que te dejaré ir tan fácilmente? Amor, te quiero tanto ... Sin rasguños que te necesito. Habló con voz ronca cerca de su oído, haciéndola retorcerse en su abrazo. —Leer más