"Perdón. ¿Qué dijiste?", Kate chilló, sus ojos de caramelo abultados, mientras su boca colgaba abierta en shock. "Dije... cásate conmigo". Su voz era un susurro, ronco y crudo, mientras pasaba el pulgar por su mejilla. "No puedo vivir sin ti. Apenas pude pasar una noche, sin ti. Me haces sentir cosas que no he sentido antes. Me haces querer ser una mejor persona. Me haces querer ser marido y padre, alguien responsable, y no vivir del dinero de mi maldito padre". Respiró hondo, con la voz vacilante, mientras continuaba: "Supe desde el momento en que te vi en ese maldito pasillo, con tu dulce sonrisa y tus tantas cajas llenas de mierda, que eras la persona con la que iba a pasar mi vida para siempre, y me asustó. Así que me aseguré de mantener mi distancia, pero nunca pude sacarte de mi cabeza. Nunca. Tenías una residencia permanente y me molestaba tanto, y trate de ignorarlo, pero una vez que me dejaste entrar, sabía con seguridad que eras el amor de mi puta vida". Luchando por resp
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