Cristian estaba de cumpleaños y la familia se reunió en la mansión de éste para celebrar. —Gracias por el regalo, no debiste molestarte —contestó sonrojado frente a la hermosa pelirroja. —No es una molestia, Cristian —lo miró con timidez. Cristian tomó su rostro entre sus dos manos y acortó la distancia entre ellos, provocando que su corazón se acelere. —Cristian, aquí estás... —Paulo paró en seco al entender que había interrumpido algo importante—. Lo siento... —Los miró apenado— No fue mi intención interrumpir, ustedes sigan en lo suyo e ignoren que yo los vi... —dijo mientras retrocedía. —¡Qué cosa dices, Paulo! —Cristian exclamó molesto—. No viste ni interrumpiste nada. —No, Cristian, yo sé muy b
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