Rae. Estába frente a la lápida de Anastasia, dejando un ramo de flores, no había podido venir antes por mis padres, ya que se quejaban de que aun estaba débil, pero por fin estába aquí. Cuando estuve lista fui hasta el coche de Alayha para verla recostada en su auto. —¿Todo bien?—pregunto la rubia. —Si, ¿Nos vamos?—pregunto y esta asiente. Aly maneja por la ruta hacia el aeropuerto y pasa por cada lugar en donde e estado, puedo jurar que en ciertas ocasiones veo las sobras de mí yo del pasado caminando por las calles de New York. Aquí había crecido y soñado pero era tiempo de salir de mi zona de confort. Cuando llegamos bajé mis maletas de la cajuela del maletero, para entrar al aeropuerto con Aly, pero me llevo la sorpresa de ver a los chicos reunidos con carteles de despedidas, juntos a mis padres. —¿Saben que eso ya pasó de moda?—les informo. —Mas vergonzosa sea tu despedida, menos ganas querrás de irte.— dice Rubin,
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