REGINA— No entiende, no lo volveré a hacer, ¡Ya déjame en paz! De una vez por todas, cánsate.— Soy tu madre es tu obligación. —No puedo creer que lo vuelva a hacer, eso me pasa por estúpida, ellas me lo advirtieron y yo de autosuficiente, la creía que todo lo sabía caí en su trampa.—Y era tu obligación acogerme en mi propia casa y no botarme como un perro a la calle, tenía diecisiete malditos años diecisiete, ya aléjate de mí, haz de cuenta que no existo, por favor te lo pido de una vez por todas.— Soy tu madre y eso no lo puedes borrar haya pasado lo que haya pasado, tienes que ayudarme, si me pasa algo quedaría en tu consciencia, aunque dudo que la tengas. —Ella no entiende el daño que me hizo con su desprecio, con su bofetada al darme la espalda justo ¡El maldito momento en que yo la necesitaba!— Reina, solo una vez cometí el error de darte dinero y encima te di mis ahorros los que estaba juntando para comprarme un auto y ahora vienes no una, sino varias veces intentando conse
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