El gruñido resonó por la sala, sus ojos ambarinos brillaban como nunca, la piel de April igual que la de una gallina, la morena tirada en el piso presa del pánico…olvidándose de la pastilla que había tragado. La pelinegra retrocedió un paso por instinto puro, pero Abdel no se dejaría, el adelanto dos más desafiándola y asustándola pero solo logro enojada aun más.—¿¡Sacas al lobo solo porque quieres liberarte!?—Preguntó irritada, claro que el miedo seguía ahí, pero sentía que el no le haría daño a pesar de estar descontrolado.—Mía.—Gruñó acercándose a ella, tomándola por desprevenida. De la nada y sin poder detenerlo…sintió unos brazos arropar toda su espalda, apretujándola en el proceso—Mía, solo mía…De nadie más.—Susurró escondiéndose entre su cuello, oliendo y acariciando su piel con la nariz delicadamente.—Abdel…tranquilo, solo aléjate.—Lo tomó de sus hombros para quitarlo de encima pero este
Leer más