Se subieron los tres en el auto que de nuevo fue manejado por Iván, quien sugirió ir a un sitio alejado para despejarse un poco de toda la conmoción, al llegar era un hermoso paraje solitario, con árboles frondosos, una llanura esplendorosa al frente, la brisa hacía remover sus cabellos, el trío se quedó parado admirando la belleza del paisaje e inhalando y exhalando para recibir el delicioso aroma de la naturaleza. Se sentaron unos momentos en el blando suelo, entonces el comandante comenzó a hablar con ellas, ambas sonreían escuchándolo, movía sus manos a cada momento, sin embargo, su sonrisa pícara era notoria, Yuriana su mujer, le replicó. —Mi amor, pero… ¿No crees que… eso es demasiado? Eso es como lo que les hacen a los toros en cuanto salen al ruedo, picarlo con esas lanzas para que se ponga bravo. Iván le respondió riéndose —¡Ese es el objetivo! Hacerlo enojar, que reviente jajajaja, ¿me apoyas Rubí? Jessa los observaba con un pequeño temblor en sus labios por las ganas de
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