Utilizó todo el poder que le ofrecía la Capital Imperial, pero los resultados lo helaron hasta los huesos. Era como si Angeline Severe se hubiera desvanecido en el aire y hubiera desaparecido de la Capital Imperial. Jay sintió un remordimiento extremo por semejante final. Por fin entendía lo que se sentía arrepentirse de algo. "Angeline, lo siento”."Por favor, vuelve, haré lo que quieras”."Aunque sea una misión suicida, mientras estés dispuesta a acompañarme, siempre estaré a tu lado. Si vives, yo vivo. Si tú mueres, yo muero". En la fría y desolada noche, un interminable torrente de lágrimas brotó de los ojos de Jay. Los hombres también lloraban con facilidad. Solo había que saber qué les dolía. Tres días después, Grayson, que había estado de un lado para otro, volvió para informar a Jay. "Sr. Ares, hemos investigado todas las salidas de la Capital Imperial y no hemos encontrado ningún vehículo sospechoso. En teoría, la Señorita Severe debería seguir en la Ciudad Imp
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