Capítulo 20En el carro en el cual iba Noah estaba en un silencio sepulcral. Lo único que se escuchaba era la respiración del chico que lo cargaba y también la de los dos hombres que estaban en los asientos delanteros.Tenía un chupete en los labios, el cual lo había sacado el niño que lo tenía en brazos. Lo único que podía ver eran árboles y hombres parados en cada esquina del terreno, era muy bonito, así como lo era el terreno de sus padres.Las caricias que el niño desconocido le daba a su cabello le hacían perder el conocimiento por breves minutos hasta que volvía abrir los ojos de golpe.— ¿Qué harás con él, papá? — preguntó Ian, sin dejar de acariciar el cabello de Noah.— No sé, pero por el momento se quedará con nosotros en la casa y tú te harás cargo de él — informó Joseph, y su hijo lo miró sin entender — El padre de ese niño y yo no nos llevamos para nada bien y ese niño es el trato perfecto para hacer una ofrenda de paz.
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