Mi nombre es Úrsula Meyer, y durante 22 años fui todo lo que se esperaba de mí: la hija perfecta, la heredera dócil, el reflejo impecable del gran Diego Meyer. Mi mundo estaba lleno de lujos, pero vacío de significado. Hasta que apareció él. Klaus Weber. Klaus llegó como una tormenta. Con su sonrisa enigmática y esa confianza insolente, desordenó todo lo que creía saber de mí misma. Desde el principio supe que no debía confiar en él. Su mirada decía demasiado, y al mismo tiempo no revelaba nada. Pero había algo en él que me llamaba, algo que encendió una chispa en mi interior que creí extinguida. Lo que comenzó como un juego de intereses y estrategias, pronto se convirtió en algo más. Con cada paso que daba hacia él, sentía que mi jaula de oro se rompía un poco más. Pero a medida que sus secretos salían a la luz, me enfrenté a una verdad que no estaba lista para aceptar: ¿quién era yo realmente sin los muros que me protegían? Mi nombre es Klaus Weber, y la vida me ha enseñado que el juego no se gana con suerte, sino con estrategia. Desde niño aprendí a luchar por cada oportunidad, a leer las intenciones de los demás y a esconder las mías. El póker no solo es mi oficio, es mi forma de sobrevivir. Pero incluso yo, con todas mis tácticas calculadas, no estaba preparado para encontrarme con Úrsula Meyer. La vi por primera vez en una sala llena de gente rica y poderosa. Era la hija perfecta, el centro de atención, el reflejo impecable del legado de Diego Meyer. Pero detrás de esa fachada, vi algo más. Una chispa de rebeldía, una lucha interna que no podía ignorar.
Leer más**KLAUS**Todo salió a la perfección, exactamente como lo había planeado. Salimos del país sin inconvenientes, sin contratiempos, sin rastros que pudieran delatarnos. La chica lo supo hacer bien, incluso mejor de lo que esperaba. Siguiendo cada instrucción con precisión, sin dejar que el miedo la paralizara. Me impresionó su determinación, la forma en que, sin mirar atrás, dejó todo atrás sin dudar.Ahora, mientras la observo, veo en su mirada algo distinto. Ella va fascinada, con una luz en los ojos que no tenía cuando estaba atrapada bajo el control de su padre. Es como si por primera vez estuviera respirando aire puro, sintiendo el mundo con libertad. Pero sé que esta euforia es solamente el comienzo. La sensación de escape, de independencia, puede ser embriagadora al principio. Y mi trabajo, ahora, es asegurarme de que esa emoción se transforme en algo más profundo.Ella necesita estabilidad y seguridad. Necesita sentir que todo lo que ha dejado atrás no es un vacío, sino el inici
**ÚRSULA**No tenía intenciones de desarme del celular, tenía fotos de mis amigos. Aunque di un suspiro, porque tengo de costumbre que borro todas las conversaciones, no soy de las que guarda o archiva. —No lo necesitas más, —dijo al regresar, su mirada fija en mí, proyectando una confianza que yo deseaba tener.Asentí lentamente, pero mi mente todavía estaba atrapada en el miedo. Aunque sabía que estaba haciendo lo correcto, aunque sentía que este era el camino hacia mi libertad, no podía evitar el peso de la ansiedad que me consumía. Sabía perfectamente de lo que mi padre era capaz, sabía del poder que tenía y de cómo lo usaba para moldear el mundo a su voluntad.—Vamos, Úrsula. —La voz de Klaus me sacó de mis pensamientos. —Es hora de irnos.Me tomó de la mano, y su toque me ancló a la realidad. Caminamos juntos hacia la sala de embarque, y aunque mis ojos seguían moviéndose, buscando cualquier señal de peligro, sentí una pequeña chispa de alivio. Pero, por primera vez, no estaba e
**ÚRSULA**En cuanto mi mirada se cruzó con la suya, una alegría infinita se apoderó de mí. Todo el miedo, la incertidumbre, el peso de los nervios que había cargado durante las últimas horas, desaparecieron de golpe. Corrí hacia él, dejando que el impulso de la emoción guiara mis movimientos. Mi mochila rebotaba sobre mi espalda, pero en ese momento ni siquiera era consciente de ella. Solo había una cosa en mi mente: Klaus.Cuando llegué a él, no lo pensé dos veces. Lo abracé con fuerza, dejando que mis brazos envolvieran su cuerpo mientras cerraba los ojos y dejaba escapar un suspiro lleno de alivio. Era como si ese abrazo fuera mi forma de decirle todo lo que las palabras no podían expresar. La gratitud, la confianza, la felicidad… todo estaba ahí, en ese contacto que rompía con cualquier barrera.—Lo logré, —dije, mi voz quebrándose por la emoción mientras sentía cómo mi corazón latía con fuerza. —Estoy aquí.Klaus, con su calma habitual, me devolvió el abrazo, y en ese gesto enco
**ÚRSULA**Intenté sonreír, pero sabía que mi expresión no era tan convincente como quería. Mientras Mirella seguía hablando, con su voz llenando el espacio, mi mente ya estaba en otro lugar, pensando en el siguiente movimiento, en cómo salir de este momento sin dejar rastro de mi plan.Abrí la puerta lo suficiente para seguir observando el rostro de Mirella mientras ella seguía escudriñando cada uno de mis movimientos. Yo intentaba mantener la calma, aunque por dentro mi corazón latía como si quisiera delatarme. Ella continuaba hablando, sus palabras cargadas de esa mezcla de dulzura fingida y un tono inquisitivo que hacía que cada segundo de esa conversación se sintiera eterno.—¿Seguro que todo está bien? —preguntó, inclinándose un poco hacia el inte
**KLAUS**Sonreí ligeramente mientras mi mente comenzaba a trabajar. Las piezas estaban en movimiento, y aunque Diego había intentado intimidarme, sus acciones solamente confirmaban que mi posición era más fuerte de lo que él pensaba. Su furia no era más que un reflejo de su miedo, de su incapacidad para aceptar que su hija estaba empezando a tomar sus propias decisiones.Con cada paso que daba, Úrsula se acercaba más a la libertad, más a un futuro en el que ella pudiera ser realmente ella misma. Y yo sabía que mi papel era crucial en ese proceso. No exclusivamente como su apoyo emocional, sino como alguien capaz de enfrentar a Diego y de hacerle entender que el control que él ejercía sobre su hija no era sostenible.La verdad era que Diego representaba el último gran obstáculo en mi plan. Si lograba manejarlo, si lograba demostrarle que no tenía otra opción más que aceptar mi presencia en la vida de Úrsula, entonces el camino hacia nuestro futuro estaría despejado. Pero, por ahora, d
*KLAUS*Encendí un cigarrillo esta vez, dejando que el humo se elevara mientras mis pensamientos se ordenaban. Sabía que había un último obstáculo: su padre. Él no cedería fácilmente, y para convencerlo, necesitaría algo más que palabras. Necesitaba una estrategia que lo hiciera, creer que perder a Úrsula sería su mayor error. Pero eso era un problema para después. Por ahora, ella ya estaba casi donde la quería.Sonreí, una vez más, satisfecho. Era solo cuestión de tiempo.Me senté frente a mi escritorio, con un mapa extendido sobre la superficie. La luz tenue de la lámpara iluminaba los bordes de los países vecinos de Alemania, y mis ojos recorrían cada frontera con detenimiento. No quería irme demasiado lejos. La idea no era desaparecer para siempre, sino encontrar un lugar cercano, un refugio temporal donde Úrsula y yo pudiéramos esperar a que las aguas se calmaran. Sabía que su padre, con el tiempo, cedería. Y cuando lo hiciera, regresaríamos. Pero esta vez, con un plan más sólido
**ÚRSULA**Estoy harta. Harta de las interminables regañadas, de la forma en que mi padre me habla como si no tuviera derecho a tomar ni una sola decisión por mí misma. Y todo por Mirella. Por esa prima que no se quita de encima, que exagera cada detalle como si su único propósito en la vida fuera ponerme en problemas. Cada pequeño acto mío, cada palabra que digo o cada gesto que hago, termina convertido en una montaña de acusaciones que ella lleva directamente a los oídos de mi padre.Y él, por supuesto, no duda en creerle. Lo hace con esa facilidad que me desarma, como si no importara lo que yo diga para defenderme. Mirella siempre encuentra la manera de convertir lo insignificante en un drama monumental, y mi padre, tan rígido y controlador como siempre, solo ve en sus exageraciones una confirmación de que soy un desastre, una hija rebelde que necesita estar bajo su vigilancia constante.Cada regaño es un golpe, un recordatorio de que no tengo espacio para respirar, para ser. Es el
**KLAUS**Sonreí, no porque sus palabras fueran motivo de alegría, sino porque sabía que este era el punto de inflexión que había estado esperando. El momento en que Úrsula finalmente estaba dispuesta a dejar atrás todo lo que la había mantenido atada. Y yo, más que nadie, sabía que este era el momento de actuar.—Entonces, hagámoslo, Úrsula, —dije, mi voz firme, pero suave, como si con esas palabras pudiera ofrecerle un refugio. —Si realmente quieres huir, si quieres dejar todo esto atrás, no tienes que hacerlo sola. Estoy aquí. Conozco el camino.Sus palabras, aunque breves, habían cambiado todo. En ese instante, supe que ya no se trataba solo de un plan, de un cálculo frío. Esto era algo más grande. Su confesión había puesto en marcha una cadena de eventos que cambiarían nuestras vidas para siempre. Y yo estaba dispuesto a asegurarme de que cada paso que diéramos fuera el correcto, llevándola hacia la libertad que tanto deseaba, y hacia el futuro que había imaginado para los dos.—
**KLAUS**Asentí ligeramente. Cada palabra suya, cada matiz de su respuesta, era confirmación de que mis cálculos no estaban equivocados. Mientras la noche continuaba y la música del club se hacía cómplice de nuestra confidencia, todo parecía caer en su lugar. Con la información recabada, cada variable se ajustaba en mi mente: la imagen de una Úrsula ansiosa por librarse de su padre, la propia ambición de un destino juntos, y la delicada red de influencias que, si manejada correctamente, me permitiría conquistar no solo su corazón, sino su libertad completa.Con una arrogancia apenas disimulada, declaró: —Soy mucho mejor que mi prima, una completa inexperta en estas lides. Yo, en cambio, te ofrezco una noche de pasión desenfrenada, una experiencia que jamás olvidarás.Dicho esto, se movió con una deliberada lentitud, acortando la distancia entre nosotros. Se sentó justo a mi lado, su presencia invadiendo mi espacio personal. Lentamente, con una audacia que parecía calculada, sus manos