Sr. Gabriel, ¡ya no soy tu esposa!
El día de su cumpleaños, María González vivió la peor humillación de su vida cuando su esposo la dejó plantada descaradamente por irse detrás de su tal exnovia. Pero para colmo de sus males, esa misma noche descubrió que el tipo nunca se había esforzado en nada y que todo lo que ella creía especial y único de su relación de matrimonio de cinco años, desde las sorpresas de cumpleaños hasta las celebraciones de aniversario, eran obras de su ex.
Por eso después de tanto tiempo de vivir engañada, y de dar todo sin recibir nada a cambio, María ya no tenía fuerzas para seguir adelante con dicha relación. Estaba bastante cansada de ser la segunda opción, de vivir siempre de las migajas de amor que le daba su esposo, y bajo la sombra de lo que fue la ex.
Así que cuando por fin se animó a darse una oportunidad a sí misma de reencontrar el amor comenzó a salir con alguien más, el muy canalla de su exmarido se apareció de la nada, y peor exigiendo como si tuviera algún derecho:
—¡María, no puedes andar con alguien más sin mi maldito permiso!
Ella solo sonrió sarcásticamente.
—¿Y quién te crees que eres como para venir a hablarme así? Un simple apareció, eso es lo que ahora eres.
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