Amenaza y defensa

Despierto un poco aturdida pues no me imagine encontrarme en un hospital, lo único que quería era que mi vida se fuera lo más pronto posible, no veo a nadie cerca de mí, por lo que asumo que estoy sola, de pronto aparece un hombre con una sonrisa que a simple vista da miedo.

  • Así que tú eres la adquisición de Adrián, quizá si le importe tu coño para tenerte aquí.
  • ¿Quién es usted?
  • Pues niña, alguien que te cogerá mucho mejor que lo ha hecho Adrián.
  • Señor no sé quién es usted, y porque me dice todo eso, y más al ver en el lugar que estamos.
  • Eso él lo de menos preciosa, tu padre me dijo que estuviste a la venta y que mi querido primito te compro, e imagino que con lo sádico que es te tuvo que dejar mal por eso te encuentras aquí.
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