Gerald agarró una servilleta de papel mientras se secaba el sudor de la frente. Sintió la necesidad repentina de hacer sus necesidades y caminó hacia el baño.

Al pasar por el baño de mujeres, escuchó inesperadamente la conversación de la mujer y su hija, mientras ella le palmeaba repetidamente la espalda.

"¿Qué pasa? ¿Por qué tienes náuseas, de repente?".

La mujer preguntó preocupada.

"Sí... ¡Este niño travieso me está pateando, de nuevo!".

"¡Oh! ¡Te dije que tuvieras más cuidado! ¡Siempre te he dicho que prestes más atención a lo que haces! ¿Por qué tuviste que meterte con un extranjero?".

Ella frunció el ceño y la regañó.

"¡Mamá, no digas eso de Jamison! Jamison no es un chico cualquiera. ¡Es un extranjero del País M! ¡Me prometió que volvería a buscarme, dentro de tres años!".

Gerald, que escuchó esto desde afuera, estaba furioso por la frustración.

Él sabía que esas dos mujeres lo habían engañado, de verdad.

Parecía demasiado bueno para ser verdad, y todo estaba extrañame