Definitivamente a Gerald le tomó un buen tiempo explicándole toda la situación a Mila.

Cuando terminó, Mila ya no estaba enojada.

Gerald suspiró. Nunca había previsto que aquella chica loca le contestara su teléfono.

Ahora estaba atrapado en una posición extremadamente incómoda.

"Siéntate, Gerald... Tengo algo que quiero preguntarte", dijo Giya mientras lo miraba a él. En su rostro había una sonrisa modesta.

“Estoy bien de pie. ¿Cuál es tu pregunta?".

"¿Realmente te gusta tanto Mila?".

"¡Por supuesto que sí!", respondió Gerald sin dudarlo.

Giya respiró hondo antes de continuar. “Entonces, si ese es el caso, ¿por qué me diste un regalo tan caro en primer lugar? En caso de que no lo supieras, cuando me enteré que era el regalo más invaluable que tu familia podía ofrecerme, ¡me conmovió más allá de toda comparación!”.

“Nunca antes había tenido una relación, Gerald. Aunque muchos otros hombres me han dado regalos caros antes, esos regalos eran diferentes a los tuyos. Tu r