Rita no siguió respondiendo a ninguna de sus preguntas. En cuanto al asunto del señor Crawford, era obvio que Silas sabía muy poco sobre él. Por lo tanto, sabía que sería inconveniente para ella revelar demasiada información.

Se limitó a sacudir la cabeza mientras bajaba la montaña inmediatamente.

Silas habló mientras sonreía amargamente: "¿Qué le pasa hoy a la señorita Rita? ¿Por qué ha dicho que el señor Crawford estaba aquí antes? Si el Sr. Crawford fuera a venir realmente, mi padre ya habría...".

Pero en ese momento, su teléfono móvil sonó de repente.

Silas contestó al teléfono con una sonrisa en la cara. "¡Papá!".

"No me grites, papá. ¡Eres mi padre!".

Michael siguió gritando desaforadamente al otro lado de la línea, también estaba jadeando.

Después de eso, ambos continuaron hablando. En ese momento, la sonrisa en la cara de Silas ya había desaparecido gradualmente, y su rostro se había vuelto pálido.

Al final, Michael simplemente colgó la llamada.

"Silas, Silas, ¿qué ha