“Por favor, sé por qué tienes tantas ganas de ir allí… sé con certeza que la abuela capturó a dos de los amigos de Gerald y los encerró allí. Solo quieres dar rienda suelta a tu ira haciéndoles daño, ¿verdad?”, dijo Yume sin pensarlo dos veces. Después de todo, ella, de todas las personas, era la que más comprendía la personalidad de Felton.

“¡Tonterías! ¡Estoy tratando de salvarlos y llevarlos a un lugar seguro!”, replicó Felton.

“... ¿Por qué lo harías...?”.

“Mira, Gerald implantó un veneno extremadamente potente dentro de mi cuerpo. ¡Si no salvo a sus amigos, él me matará! ¿Es esa una razón lo suficientemente buena para ti?”, respondió Felton, con indicios de miedo en su voz.

“… ¡Así que ese es el caso! ¡No es de extrañar que tu temperamento haya cambiado tanto desde que regresaste! ¡Muy bien! ¡Como solo la abuela y yo tenemos la llave del calabozo subterráneo, te llevaré allí!”, dijo Yume en un tono bastante dispuesto. Después de todo, Yume había estado pensando mucho los