¡Dos millones seiscientos mil dólares!

¿Qué clase de estatus era este?

¡Imposible!

Irene se apresuró a acercarse al coche antes de sacar sin contemplaciones el permiso de conducir.

"¡Crack!".

Al mirar el permiso, Irene se congeló mientras dejaba caer el permiso de conducir al suelo.

Se quedó boquiabierta.

"Si no quieres mirarlo, no lo mires. ¿Por qué tienes que tirarlo al suelo?".

Gerald no pudo evitar esbozar una sonrisa irónica.

"Hay gente que no tiene ningún conocimiento ni experiencia. Lo mismo ocurre con su padre y su madre. No tienen ningún conocimiento ni experiencia en esto. Gerald, ¿por qué no le cuentas a la tía cómo conociste a nuestra Mila?".

Helen corrió rápidamente a recoger el permiso de conducir del coche antes de mirarlo. A continuación, agarró la muñeca de Gerald al segundo siguiente.

Comenzó a actuar con mucha cordialidad, como si estuviera tomando la mano de su propio hijo.

"Oh, tía. Nos conocimos cuando aprendíamos a conducir".

Contestó Gerald.

"Jajaj