¡NUESTRA MELODY!
¡NUESTRA MELODY!
Por: Yann
¡Capítulo 1!

¡ANTES DE LEER, TENES QUE SABER QUE ESTO ES UN BORRADOR. ESTA SIENDO EDITADO CON LENTITUD, MÁS QUE NADA PORQUE HAY DEMASIADAS COSAS QUE CAMBIAR! Si aún así quieres seguir leyendo, TE AMO Y BIENVENIDO A MI MUNDO DEMONIACO.  

DISFRUTA Y COMENTA QUE TE PARECE.

CAPÍTULO 1. NUEVA VIDA.

Tomé mi café mientras veía por la ventana del auto de mi madre el paisaje que se presentaba, llevábamos viajando desde hace horas y ya sentía que mí culo no podría estar más adolorido. Ella había parado en un pequeño local que estaba sobre la carretera, comprando así algo para saciarme y a la vez callarme. Sin dudas fue por lo último.

Nos estamos dirigiendo a un pueblo donde ella había crecido y vivido hasta después de mi nacimiento. El porqué del que nos fuimos nunca me lo dijo, supongo que es porque pasó algo con mi padre. A él no lo conozco, ni siquiera tengo una foto o siquiera su nombre, mi madre desde pequeña me dejó en claro que ese tema era "prohibido" por ese motivo no volví a preguntar por él. Tampoco era un tema que me hiciera sentir mal, ni nada por el estilo. Mi madre a pesar de ser joven y madre primeriza hizo de mi vida a su lado lo mejor que pudo. Y eso es suficiente para mí.

Ahora regresamos a este lugar, uno, porque el trabajo de mi madre así lo requiere, ella es una famosa decoradora de interiores (sí que tiene que ver) bueno pues a ella le habían llamado desde aquí con una muy buena oferta de trabajo y ella aceptó. Número dos, había una buena preparatoria en ese lugar, y tercero, hace unos días llamaron a mi mamá diciendo que su hermano «el último» que le quedaba, la estaba requiriendo para hablar seriamente sobre un asunto de la familia. No sé de qué manera convenció a mi madre, pero no le quedó de otra que venir.

Volviendo al presente, por lo que vi ya falta poco, habíamos pasado un cartel diciendo ¡BIENVENIDOS A HIGH MOUNTAIN! Si, gran nombre, pero por lo que veo este lugar le hace honor al nombre.

La realidad es que el lugar a simple vista era uno de esos como de catálogo o algo por el estilo, sin dudas un lugar más que hermoso.

— Mamá, ¿Cuánto falta? — ya era la quinta vez que le preguntaba lo mismo. Mamá bufó y puso los ojos en blanco con cansancio. Y es que, soy una pesadilla si estoy aburrida.

— Mira. — sonrió, mientras señalaba al frente. — ya llegamos. — En efecto ya en el horizonte se veían las casas del pueblo que estaba justo al pie de la gran montaña. Alrededor del pueblo había un gran bosque, en realidad desde que entramos a este lugar todo estaba rodeado de un espeso bosque.

Era hermoso, pero tenía un aire algo tenebroso, pero a mí la verdad que me encanto. Tenía ese estilo de que solo se muestran o detallan en los libros de fantasía.

— Llegamos— dijo mi madre suspirando, mientras estacionaba el coche fuera de nuestra nueva casa.

— ¡Al fin! — exclamé, abrí la puerta y bajé. Comencé a ver cómo era esta casa, por fuera se veía bastante bonita y cómoda. Eso ya era ganancia. Aparte de que estábamos en un lugar alejados del pueblo, algo nuevo para mí, acostumbrada a la bulla de la ciudad. Aspiré con fuerza el aire limpio, y el aroma a diferentes cosas llegaron a mi nariz encantándome en el proceso.

— Hermana — escuche la voz de un hombre a mis espaldas. Gire y lo mire de arriba abajo, detallando su ropa y su forma de moverse. Me ponían muy incómodas conocer nuevas personas, pero siempre debía al menos estar segura de que al menos los había mirado bien.

— Jeremías — Expresó con alegría mi madre y fue a abrazarlo muy feliz. Mientras yo los observaba a una distancia prudente.

— ¿Y ella? — preguntó el hombre, no era tan viejo como pensé al escuchar su voz, era alto, bastante, muy guapo, pelo muy negro, ojos color ámbar y una sonrisa coqueta, la misma que tiene mi madre. Esperanza era muy parecida a él solo que ella era igual a su madre, pelo castaño y ojos verdes, los había visto por un par de fotos nada más.

— Melody ven — me llamó e hizo un gesto con su mano. — Él es tu tío Jeremías — sonrío hacia él, mientras mi madre me abraza con uno de sus brazos, estrechando mi cuerpo.

— Mira que linda sobrina tengo — se acercó y me dio un abrazo, el cual no correspondí, más porque no lo conozco y no me gusta que me toquen, lo mire seriamente, haciendo que él sé de cuenta y se apartó rápidamente al ver supongo mi expresión. — Lo siento. — sonrió incómodo.

— Lo siento ella es así, no le gusta que invadan su " espacio" —hizo un gesto con sus dedos en forma de comillas. Como siempre mi madre, disculpándose con los demás, lamentablemente mi madre no entendía mi negatividad a tanta efusividad, ni yo lo hacía, era como un tanto especial en dar abrazos o siquiera besos en la mejilla. Yo no lo veía como un problema, pero había otras personas que lo tomaban a mal, pero a mi eso me daba exactamente lo mismo. El problema era que en sí el contacto físico me ponía un poco incómoda, pero hacía lo posible para que no me afectara más allá. Era difícil, siempre hay gente que te toca por todo, te da la mano, besos, etc.

— Lo siento tío, no era mi intención, solo que no te conozco y además como siempre fuimos mamá y yo no estoy acostumbrada. — conteste mientras lo miraba a los ojos.

— No pasa nada— se encogió de hombros. — Discúlpame tú a mí. Pero pasen, están en su nuevo hogar. — dijo sonriendo. Camino y nos abrió la puerta. De ella salió un hombre mayor y un par de mucamas. Se dirigieron hacia el auto y sacaron nuestras maletas. Luego entraron a la casa de nuevo y se perdieron en los pasillos.

— Vengan les mostrare sus habitaciones— dijo mi tío [que raro se siente decirle así]. Nos llevó a través de la casa mientras nos mostraba cada lugar. Cuando llegamos a un par de habitaciones abrió una de las puertas y por ella hizo entrar a mi madre. Siguió unos pasos y abrió la siguiente. — Y esta querida sobrina es tu cuarto — me regaló una linda sonrisa. La cuál correspondí con una leve mueca — por dios niña ¿No sonríes nunca? — me miró burlón. Solo me encogí de hombros y pasé por la puerta, sin responder nada. Yo era así, y el que le agradara o no, ya era su problema.

La habitación era bastante grande, lujosa y acogedora, con un gran ventanal que daba hacia el gran bosque y la montaña. También tenía una cama grande, un baño espacioso, cortinas de colores azules que combinaban con la alfombra. Había cuadros de diferentes tamaños y colores. En sí era una habitación de huéspedes, podría darle mi toque personal a medida que le vaya comprando cosas.

— Gracias — murmuré, él asintió y se retiró. Cerré la puerta y fui hacia la cama. En efecto, mis cosas ya estaban aquí. No eran muchas, no porque no tuviera, si no que no quise traer casi nada de esa ciudad. Solo traje un poco de ropa, mis libros, mis cuadernos y mi cámara. Nada más.

***

Comencé a desempacar y luego de una media hora escuchando música a través de mis audífonos terminé.

Mi cama era de dos plazas, con sábanas y el acolchado de color naranja. No era mi color favorito, pero no me importaba. Poco a poco le daría mi toque a este cuarto.

Me puse a mirar por la gran ventana hacia el bosque, era algo bellísimo de ver, ya estaba anocheciendo, dejando un hermoso paisaje a la vista. Tomé asiento en el gran sillón que estaba a lo largo de la ventana, y comencé a dibujar lo que veía. Era algo que hacía mucho tiempo venía realizando, era algo que me tranquilizaba y mantenía mi mente ocupada. Lejos de esos pensamientos feos y molestos, que solo me hacían daño.

Estaba tan absorta en mi trabajo que ya se había oscurecido totalmente, la luna llena apareció por detrás de esa gran montaña y las estrellas pintaban todo como pequeños puntos de luz en ese cielo.

Escuché la puerta y me levanté dejando mi cuaderno sobre el gran sillón y fui hacia la puerta.

— Melody, ya está la cena. — dijo mi madre apareciendo cuando abrí la puerta. Solo asentí con la cabeza y cerré la puerta detrás de mí, caminé a su lado con rumbo al comedor.

Podías apreciar a simple vista como mi mamá estaba rebosando de alegría. Tenía un brillo intenso en sus ojos que se lo había visto muy pocas veces, eso me hacía ver que venir aquí a pesar de todo fue algo bueno. Ella en sí era como yo, bastante solitaria, poco o nada de amigos, nada de novios, solo algunas citas que no terminaron en nada.

― ¿Te gustó tu cuarto? ― pregunta con interés. Bajamos las escaleras con lentitud mientras hablaba.

― Si, aunque falta agregarle varias cosas. Como una biblioteca y algún que otro objeto, pero si, está bonita. ― Exprese. Tape mi boca cuando un bostezo salió de repente, haciéndome caer en cuenta de mi cansancio.

―Excelente. ― celebra con una sonrisa. ― tu tío mandó a preparar algo típico de aquí, espero que te guste.

― Claro.

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