Como Anne se había enterado de la verdad, ella finalmente podía dejarlo pasar y calmarse.

“Si no tienes el dinero, Sr. Yorks, no hay necesidad de mantener las apariencias. Este será el segundo matrimonio de la señora de la familia Severe, así que no estableceremos grandes expectativas. Podemos negociar y ofrecerle un descuento por la dote”.

Sus palabras no solo habían derogado a Angeline, sino que ella también estaba atacando verbalmente a Cole. Incluso podría decirse que estaba matando a dos pájaros de un tiro. Ahora que Anne había desahogado su ira, ella se sentía más feliz que una lombriz.

Cole estaba tan furioso que trepó por la verja tallada y saltó al patio. “¿Quién dijo que no hay dinero en esta tarjeta?”.

Cole le arrebató la tarjeta de la mano a Angeline y luego estiró su mano para preguntar: “¿Dónde está tu teléfono?”.

Angeline apartó la cara, negándose a cooperar.

Anne dio un paso adelante y le entregó su teléfono móvil a Cole. “Usa el mío”. Ella sonaba como una benefac