Esta vez, Jay llevó a algunos médicos de Gran Asia.

Les pidió que recolectaran muestras del feto de Sera para una prueba genética. Sera estaba en ese momento al final de su embarazo, por lo que ya no era adecuado realizar ninguna prueba no invasiva. El único método disponible era la amniocentesis.

La amniocentesis conllevaba un riesgo de infección, por lo que Sera se mantuvo firme en mantener a los médicos alejados de ella.

“Hermano Jay, el Viejo Gran Amo Ares ha dicho que sabremos la identidad del niño una vez que dé a luz. ¿Por qué debes forzarme a hacer esto?”. Sera estaba asustada por la escena frente a ella y había comenzado a temblar.

Jay permaneció calmado y estoico mientras se sentaba en la silla de mimbre con una mirada indiferente. Miró a Sera y dijo: "Sera Severe, he sido lo suficientemente misericordioso como para tolerar tu existencia durante una semana después de que intentaste difamarme".

Su mirada se volvió más sombría a medida que se volvió más fría como el hielo