Jay miró a la desconcertada Rose, bajó la cabeza de golpe y le besó los labios apasionadamente.

Al instante, Rose perdió la cabeza.

Él era como un mar de fuego, y ella una chispa que había sido incendiada por él. Casi inmediatamente, quedó reducida a cenizas.

Después de recuperar la compostura, lo alejó. Por otro lado, él se relamió los finos labios atractivos y encantadores.

Rose se sintió tan avergonzada que sus mejillas comenzaron a sonrojarse.

"Amo Ares, si no le gusto, no me provoque". Le criticó indignada.

Jay le levantó la barbilla. "Rose Loyle, vamos a casarnos pronto. ¿Crees que seguiré siendo casto después de casarnos?".

Rose lo miró con asombro...

Su lujuria ardía en su gélido cuerpo.

"Amo Ares, ¿no se siente agraviado?".

"Estaré encantado de soportar esta dificultad", él dijo.

"Sin embargo, me siento agraviada...". Se levantó y dijo con lágrimas: "No puedo enfrentarme a un hombre que me odia mientras mantengo mi comportamiento de dama. Tampoco puedo... enfrentarm