Bebé Zetty se acurrucó contra su hombro y le habló con voz suave: “Hermano Finn… En realidad, ser una doctora prodigio nunca ha frenado mi naturaleza. Siempre he deseado crecer rápidamente porque quería igualar el nivel de tu madurez. Pensé que te gustaría una esposa gentil y comprensiva”.

Había una expresión de asombro en el rostro de Finn mientras estaba boquiabierto. Rodeó a Bebé Zetty con los brazos, exasperado, soltó una risa y dijo: “A todos los hombres les gustaría casarse con una esposa joven y hermosa. Es mi mayor suerte haber podido casarme con una chica joven y bonita como tú. Sin embargo, intentas hacerte pasar por una mujer madura. Bebé Zetty, eso es completamente innecesario. No necesitas hacer eso”.

Bebé Zetty sostuvo la cara de Finn entre sus manos y dijo: “Mírame a los ojos y dime con sinceridad. Si actúo de forma joven e inocente, ¿ya no te importará que los demás digan que eres demasiado mayor para mí? ¿Ya no te importará que los demás piensen que eres mi padre? ¿Y