Técnicamente, Angeline siempre había sido la encargada de orientar a los niños respecto a sus problemas de amor. Sin embargo, no le quedó de otra que pedir ayuda al Señor Ares en la situación del triángulo amoroso de Jens.

El Señor Ares se encontraba en su estudio. Estaba pintando un cuadro tranquilamente. Cuando Angeline entró en el estudio, vio el lienzo sobre el escritorio. Unas ligeras acuarelas teñían el lienzo. Era una pintura de la silueta de una hermosa mujer.

Angeline empezó a sentir celos al instante. “Todos dicen que el amigo de la infancia de uno no puede superar a su primer amor. ¿Eso también se aplica a ti, Jay?”.

Jay miró a Angeline y sacudió la cabeza con exasperación.

“Angeline, el cielo y las estrellas pueden ser testigos de mi eterno amor por ti”.

Angeline se rio y dijo: “Jay, estoy bromeando. Ya somos viejos. Ya no tengo energía para estar celosa. Te busco porque hay algo importante que me gustaría discutir contigo”.

Jay la miró sorprendido. La decepción en su