Jay no podía soportar ver a Angeline desconsolada, así que no le quedó de otra que dejarla visitar a Zayne.

Cuando Angeline llegó a la sala de Zayne, sabía que como el cuerpo de su hermano había llegado al punto de necesitar un trasplante de riñón, estaría muy débil. Sin embargo, cuando vio el rostro pálido y apagado de Zayne, que estaba sombrío y delgado, junto con sus ojos aparentemente sin vida, el corazón de Angeline sintió una fuerte punzada en su corazón.

Se tambaleó hacia él. Al principio, trató de esbozar una sonrisa para que él pudiera vivir felizmente sus últimos días. Sin embargo, empezó a derramar lágrimas antes de que pudiera decir algo.

En cambio, fue Zayne quien la consoló con una sonrisa en la cara. “¿Qué edad tienes ahora? ¿Cómo puedes llorar como una niña? Realmente has sido mimada por el Señor Ares, Angeline”.

Ella sostuvo su mano con fuerza, y su cuerpo temblaba mientras lloraba. “Si te sientes incómodo, Hermano Mayor, debes hacérmelo saber. No tienes que soport