Cole le echó leña al fuego. “Joo, abuelo, escucha a este chico. ¿No crees que se muere por recibir una paliza?”.

Él continuó regañando a Jenson: “Jenson, ese es un asiento para los mayores. No tienes prácticamente ninguna posición en la jerarquía familiar y todavía eres joven. No tienes autoridad para sentarte en esa silla”.

Jenson se puso de pie y se disculpó. “¿Oh? Así que la edad se utiliza para determinar el derecho a hablar en la fortaleza de los Yorks. Simplemente asumí que los superiores reemplazarían a los promedios e incapaces”.

Tan pronto como hizo su comentario, la percepción del Viejo Gran Amo sobre Jenson cambió de inmediato. No era que el niño no pudiera comprender la ética o la cultura, sino que simplemente estaba loco.

Cole se rio entre dientes. “Jenson, ciertamente tendrás que superar ciertas barreras si quieres ganarte el derecho a hablar en la fortaleza de los Yorks. Sin embargo, ya que no te ves a ti mismo como un miembro de la familia Yorks, ni siquiera estás c