Spencer estaba tan furioso que empezó a rascarse la cabeza. Este hombre parecía tan tranquilo incluso al borde de la muerte. Se preguntó qué demonio descendió del infierno y lo poseyó. ¿Cómo podía ser tan descarado?

“Ahhh, tímida, ¿eh? Ya que tienes tanto miedo de asustarla, será mejor que no grites cuando te despelleje vivo más tarde”.

Spencer agitó la mano y los guardias detrás de él rodearon inmediatamente a Jay y a los demás.

Grayson se acercó a Jay casi a la velocidad del rayo, protegiendo a su amo detrás de él.

Spencer se quedó atónito ante la escena. “¿Un maestro de artes marciales?”.

Sus ojos de águila adquirieron una mirada fría. “Capturalos a todos y tráemelos. Quiero interrogarlos con claridad”.

Los guardias de la fortaleza de los Yorks eran todos muchachos relativamente jóvenes e inferiores. Quizás era para que no molestaran a los forasteros.

Grayson fue capaz de derribarlos a todos por si solo.

Spencer frunció el ceño y gritó acerca de su hijo no filial: “Cole, ese