― No lo es, es la realidad, mi amor es un sueño hecho realidad ― le dijo Enrique dándole un beso en la frente.― ¿Te imaginas hasta que estemos los dos viejitos? ― le preguntaba Selena tratando de no llorar, sabía que eso no podía ser posible dada por la enfermedad que ella tenía.― Si seremos dos viejitos temblorosos y nos iremos a vivir a una cabaña con un lago muy bonito ― respondía Enrique con una gran sonrisa, se imaginaba a Selena con su cabello blanco caminando con dificultad a su lado para llegar a su destino.― Nuestros hijos serán nuestro orgullo ― contestaba Selena agachando la mirada, sabía que eso no sucedería; sin embargo, no tenía el valor de decirle a Enrique que muy pronto dejaría este mundo.― Tendremos nietos y estaremos ahí sus abuelos, disfrutando de sus travesuras y consintiéndolos ― decía Enrique, feliz de imaginarse toda una vida al lado de Selena, por lo que ella asentía porque en el fondo eso era su más grande ilusión.― ¿Sabes? Estamos creando un futuro para
― Cállate y tú no hables también te desprecio Eloísa ¿O qué? ¿Me dirás qué el plan funcionó? ― le preguntaba Miranda sonriendo con sarcasmo haciendo que Marcos se quedara callado. ― Vez a los dos nos falló el maldito plan en toda la gira estaba insinuándole ¿Y qué pasó? ¡¡Leo solo tiene ojos para la estúpida enferma epiléptica!! ― respondía Miranda furiosa mientras aventaba una copa.― ¿Crees que yo lo tuve fácil? A mí Eloísa me pateo abajo y me tiró el dinero en la cara ― respondía Marcos furioso.― ¿Cómo consiguió el dinero? ― respondía Miranda un tanto confundida.― Eso es lo de menos, el plan no funcionó en lo absoluto ― contestaba Marcos recargándose en el sillón.― No podemos estar con los brazos cruzados, tenemos que hacer algo más para separarlos ¿Entiendes? ¡¡No pueden estar juntos!! ¡¡no pueden estar juntos!! ¡No, no pueden! ― repetía Miranda, comenzando a comportándose como una loca maniática, mientras que Marcos trataba de calmarla.― Tranquila mujer verás que el plan func
― Estoy muy nerviosa Eloísa ― respondía Selena tronándose un poco los dedos, la verdad estaba nerviosa más porque no sabía cuánto tiempo le quedaba de vida. ― Tranquila, hoy es el gran día, te casarás con un hombre maravilloso ― contestaba Eloísa sonriendo, era verdad ella se casaba con un hombre maravilloso llamado Enrique, por lo que Selena sonreía levemente haciendo que su amiga le arreglara el peinado el maquillaje por lo que después saca el vestido de novia y los zapatos que eran hermosos a simple vista por lo que le ayuda a ponerse el vestido subiéndole el cierre y también ayudándole a ponerse los zapatos. Las horas habían pasado, Enrique fue el primero en llegar a la iglesia en compañía de su hermano, quien estaba a su lado bajándole los nervios, viendo a Alberto quien estaba sentado decidiendo acercarse a él. ― Hola Alberto ― respondía Leo saludándolo por lo que Alberto lo miraba con cierto recelo. ― Leo ― decía Alberto un poco enojado. ― ¿Podemos hablar? ― contestaba Leo
Enrique manejaba esa carretera Selena lo miraba con ternura pensaba que no merecía tanto amor que él le tenía, pero también pensaba en su enfermedad que era inevitable escapar de ella por lo que se recarga en su hombro mientras que el, le daba un beso en la cabeza manejando hasta llegar a una cabaña donde sería la noche de bodas de ambos. Por lo que bajan del auto viendo la cabaña sonriendo al ver lo hermosa que era por lo que Selena se sienta en el sillón que había justo en la entrada mientras que Enrique fue por papel y cerillos para prender aquella chimenea por lo que Selena lo sigue y se sienta en el suelo viendo al gran amor de su vida quería grabarse su rostro quería grabarse su manera de caminar todo quería grabarse antes de que ella ya no le quedara más tiempo de vida. Puesto que Enrique la besa suavemente acariciando su cintura pero también acariciando su mejilla el beso se tornaba apasionado haciendo el amor en el suelo para el Selena era su bella guarda faro ese lucero qu
Mientras que Alberto estaba fumando tocando su guitarra, aún estaba triste por como Miranda lo había tratado y gritado que no lo amaba, lloraba en silencio ante el rechazo que recibió de parte de Miranda, pero él, la seguía queriendo ese corazón tan terco y loco que no sé daba por vencido él toma el teléfono y llama al departamento de ella quien se encontraba sola en estos momentos tomando una taza de vino contestando aquel teléfono. ― ¿Bueno? ― respondió Miranda dejando la taza de vino. ― Miranda ― decía Alberto sonriendo, por lo que Miranda rueda los ojos fastidiados. ― Que es lo que haces … ― respondía Miranda en un tono de fastidio. ― Llamándote ― respondía Alberto de vuelta, por lo que ella bufaba molesta. ― ¿Para qué? ― preguntaba Miranda enojada. ― Para decirte que te amo, para decirte que no puedo vivir sin ti Miranda ¿Tan difícil de creer es? ― preguntaba Alberto desesperado por lo que Miranda reía maliciosamente. ― No tan difícil de creer, no es difícil ¡¡Es que no te
Para Enrique fue como balde de agua fría, no sabía que su esposa estaba a punto de morir mucho menos que tenía cáncer. ― Hicimos lo que pudimos, pero ella no se salvará, en estos momentos está despierta, entren para despedirse de ella ― respondía el doctor yéndose a atender a otros pacientes, mientras que Enrique estaba se cubría la cara llorando por su esposa, puesto que Ramiro fue con él y le dice: ― Hijo, entra tú a ver a mi hija ― respondía Ramiro con la voz demasiado apagada, mientras que Enrique se quitaba las lágrimas que rodaban por sus mejillas. Puesto que Enrique asiente; sin embargo, Eloísa trataba de no llorar por su amiga, quien estaba muriendo, sin embargo, era difícil haciendo que lágrimas rodaran por sus mejillas, por otro lado, él vio a Selena tan frágil, tan pálida que parecía que estaba por quebrarse para él era una muñeca de porcelana se acerca con cuidado haciendo que ella abriera los ojos lentamente viendo a su ahora esposo. ― Mi amor ― respondía Selena con l
Por lo que Enrique se queda acostado susurrando el nombre de su amada Selena.― Selena, mi amada esposa, dónde estás por qué no vuelves a despertarme de esta horrible pesadilla… Me quiero morir mi amor, llévame a tu lado, ya no quiero vivir ― respondía Enrique mientras abrazaba con fuerza su almohada Leo decide entrar y ve a su hermano Enrique destrozado, tirado en el suelo, llorando y abrazando su almohada, Leo se agacha y le toca el hombro a su hermano.― Ven levántate ― respondía Leo de vuelta.― Déjame solo, Leo no quiero ver a nadie ― contestaba Enrique de vuelta.― Te hará mal ven ― decía Leo tratando de quedarse al lado de su hermano.― Eh dicho que me dejes solo ― respondía Enrique furioso, abrazando a su almohada.― Te hará mal, ven ― respondía Leo de vuelta, por lo que Enrique lo empuja haciendo que él se alcanzara a agarrar en un mueble.― ¡¡Eh dicho que me dejes no entiendes!! ¡¡No quiero nada!! ¡¡Solo quiero morir!! ¡¡Lárgate, Leo, lárgate!! ― respondía Enrique gritando f
― ¡Necesito que me traigas algún calmante, me estoy volviendo loca! ― gritaba Miranda por teléfono, estaba totalmente desesperada y fuera de control. ― ¿Tú la que según tenías todo bajo control? ― comentaba Marcos en forma de sarcasmo. ― ¡¡¡Déjate de estupideces y traume algo para los malditos nervios¡¡¡¡¡¿Me has escuchado?!! ― gritaba Miranda desesperada a punto de volverse loca. ― Tranquila, tengo algo que te hará sentir en la gloria, confía en mí ― respondía Marcos sonriendo al otro lado de la línea. ― ¿Y se puede saber qué es lo que me hará sentir en la gloria? ― preguntaba Miranda un tanto dudosa, ya que no sabía que era lo que la haría sentir en la Gloria. ― Unos polvitos mágicos que te levantará el ánimo ― respondía Marcos sacando el sobre de droga. ― No me digas ― respondía Miranda sonriendo maliciosamente. ― ¿Quieres que te los lleve? ― preguntaba Marcos al otro lado de la línea viendo los sobres de droga que tenía en sus manos. ― ¿Seguro que me harán sentir bien? ― p