Capítulo 19
Con los ojos pesados y la vista nublada por las lágrimas, Leila mete otro vestido más en su caja. En cuanto le entregue a Tatum los papeles del divorcio y él le rompa la muñeca, volverá a la casa, cogerá sus cosas y abandonará la manada para siempre.

Su vida aquí ha terminado y, si se queda, las burlas, la humillación y el ridículo que la perseguirán a todas partes no harán más que hundirla en la depresión.

Ella cierra la segunda caja llena y suspira profundamente. Sus párpados caen de cansancio, pero no puede parar. ¿Cuándo se llenó tanto su armario? No tiene ni idea. Nunca se ha comprado un vestido desde que se casó con Tatum. Él lo hace todo por ella y lo hace hasta el extremo.

¿Cómo puede un hombre mostrar tanto cariño a una mujer y, sin embargo, no sentir nada por ella en su corazón?

A Leila se le escapa otro sollozo desdichado y, resoplando, mete la mano en el armario. Sus dedos se aferran a la tela de un brillante vestido rojo, pero le cuesta sacarlo. Lo mira fijamen
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