Dicho esto, entro en mi habitación para no escucharlo más.

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Muchas cosas han cambiado desde que me fui de la casa de Kian.

Por las mañanas ya no necesito apurarme para ayudar a las criadas a preparar su comida mientras también me preparo para salir de la casa y llegar al trabajo antes que él para cumplir mi labor de secretaria diligente. Ya no tengo que revisar el calendario con ansiedad para calcular cuándo vendrá su madre de visita. Ya no tengo que hablar conmigo misma, sabiendo que él no me escucha, pero fingiendo que sí.

En resumen, ya no estoy dedicando mi vida a complacer a Kian, sin recalcar lo bien que se siente despertar sin la ansiedad y el dolor de antes. Pero cuando me levanto de la cama esta mañana y tomo mi teléfono, veo un mensaje de texto de él. Me ha estado llamando sin parar desde que me fui y en algún momento apagué mi teléfono.

Lo habría ignorado como siempre, pero este mensaje no podía ignorarlo.

"Firmar