El Huracán

Después de aquel suceso, no quise hablar de nuevo con Sarahí, me llevó hasta mi casa, ninguno de los dos dijo ninguna palabra. Saqué sus cosas de mi casa, y Sarahí iba a decir algo, cerré la puerta, apagué todo y me acosté, odiaba en ese momento estar acostado en esa cama, tenía el olor de ella. Pero, por otro lado, por alguna razón sentía que, si estaba acostado allí, Oreo vendría… a acostarse nuevamente a mi lado… a ronronearme mientras lamía mis mejillas… era la primera noche sin él al dormir, y lo único en lo que podía pensar, era en que ya no tenía motivos para estar aquí…

Pasó un mes, al fin me habían pagado por todo lo que había trabajado… después de lo que ocurrió varias veces Sarahí trató de hablar de nuevo conmigo… Sofía se enteró d

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