-Nolan- su nombre salió de sus labios impresionada. Hacía años que no se veían.
El alfa sonrió y sin pedir permiso se sentó en el asiento delante de ella. Era alto, quizás no como Falcon o como Zacarias, bueno, él no era un buen ejemplo, él estaba en la cúspide así que lo descartó. Su cabello era castaño recortado aristocráticamente y peinado hacia atrás. Sus ojos eran de un color miel rodeado de espesas pestañas. Mandíbula fuerte, hombros anchos, cintura estrecha. Un buen espécimen de alfa que se había desarrollado en los últimos años que no se habían visto.
Nolan levantó la mano y llamó a la dependienta a la que le pidió algo que Erika no escuchó, enderez&
Zacarias recorrió la espalda de la omega sobre sus muslos y la abrazó fuerte contra él conteniendo sus impulsos y celos. Dejó salir sus feromonas llenando toda la habitación y empapando con estas a la mujer dejándola como una gelatina contra él, suave y casi sin sentido sin que esta reclamara. Quería, no, necesitaba borrar aquel asqueroso olor de alfa sobre la omega, su omega. Solo de pensar que otro la tocaba hacía que quisiera sacar sus colmillos, allí mismo.Con su nariz acarició la cabeza de Erika por largo rato hasta que ella se movió suave contra su pecho y ronroneó. Un sonido peligroso y que le hizo al alfa utilizar más fuerza que la que pensaba para mantener el control.-¿Ya estás más tranquila chiquita?- murmur
Zacarias era de los que había pocas cosas que pudieran que pudieran asombrarlo pero ahora estaba estupefacto. Tuvo que pestañear varias veces impresionado. Vaya caso de omega extraño tenía delante de él. Tres veces celos en el mismo mes. Cómo demonios era capaz de soportarlo sin un alfa al lado. Los celos eran más fuertes sino eran aplacados por medicamentos o simplemente por el sexo y las feromonas de los alfas.-Me has dejado sin palabras- fue lo único que pudo decir pero solo ocasionó que la depresión se reflejara con más fuerza en el rostro de la omega.Como alfa se sintió mal ver aquello, un omega deprimido era inestablemente peligroso y podían hacer cosas que atentaran contra su vida.
Zacarias se giró completamente hacia la omega que era un manojo de temblores y parecía entrada en un ataque de pánico. La comprendió, dos alfas cerca de un omega en celo, solo tenía un resultado, lástima que él era un alfa de calidad, él escogía sus parejas de cama, no necesitaba aprovecharse de omegas indefensas. Aun así a su nariz llegó un delicioso olor a manzana y canela que lo dejó tieso por unos segundos. Era una fragancia aunque fuerte, ligera a la vez, como si pudiera aspirarla tanto tiempo hasta embriagarse a la locura.Vaya, aquella omega seguía sorprendiéndolo, era anormal encontrar alguien con el olor tan fino y delicado. Se acercó con calma a la mujer y se arrodilló frente a ella. Hacerlo solo hizo que el olor se volviera más fuerte y por primera vez pens&oa
El cuerpo completo de Zacarias temblaba, tanto que le costaba terminar de quitarle la ropa a aquella endemoniaba omega que su olor lo estaba volviendo loco. Había mandado su control de vacaciones, pero su conciencia insistía en acompañarlo y eso no presagiaba nada bueno.Mordió y lamió el lóbulo de la omega mientras ellas se retorcía bajo su cuerpo friccionando cada zona que pudiera alcanzar, era como si ella estuviera solo en una nebulosa de placer. Zacarias apretó su cadera contra la de ella entre sus piernas buscando algo de alivio que no llegaba, mientras más tiempo pasaba con ella más duro se ponía.La ansiedad pudo con él y al no tener resultados intentando quitar la ropa de forma civilizada la arrancó dejando solo la ropa interior blanca. L
Zacarias se removió entre las sábanas y se incorporó sobre un codo dejando a la vista su bien formado torso, abdominales y la insinuación del recorrido por debajo de su ombligo sabiendo la reacción de las mujeres por su cuerpo. Pero solo recibió un leve chillido que aturdió sus oídos y acto seguido la omega se encontró completamente desnuda en el suelo con un rostro conmocionado. Vaya, esa no se la esperaba. Tal vez la impresión había sido demasiada.El alfa se corrió el cabello hacia atrás y se arrastró hasta el borde de la cama recargando su rostro sobre su palma.-¿Y bien preciosa. No tienes nada que preguntarme?-Ella afirmó con la cabeza, luego negó, para despu&ea
Silver abrió el refrigerador encontrándose con ya no sabía cuántas cosas dentro. Hacía una semana que había vuelto del hospital y su alfa insistía en llenarlo fuera lo mismo con cosas sanas que chucherías alegando que necesitaba recuperar las libras perdidas en el hospital y quizás un poco más. A esa altura no podía negar que se sentía bien tener a alguien que la mimara tanto como hacía él, además de estar atento a todo.Aún no dormían en el mismo cuarto pues habían decidido ir despacio además él fue el primero en oponerse debido a que tenía miedo a ponerle las manos arriba cuando todavía estaba en recuperación. Bien, esa parte estaba bien, pero Silver deseaba que hubiera un poco más de avance entre ellos. La parte omega d
Silver se dejó caer en una silla de las mesas del exterior de la cafetería del centro comercial, frente a Erika. Le dolían los pies y estaba cansada, quizás un poco más de lo que debía pero se había divertido como nadie se imaginaba. No recordaba la última vez que había salido de compras con alguien y se hubiera probado decenas de ropas.A pesar de que su alfa le había dicho que su dinero era suyo también ella había insistido en pagar con los ahorros de su cuenta. No era una persona despilfarradora pero se había dado algunos lujos y comprado también las cosas de Erika. Esta se había negado al principio pero después cedió después que pagara el primer lote a escondidas.A sus lados había varias bolsas, un bu
Silver no se movió por los próximos diez segundos, acto seguido miró por el rabillo del ojo a una nerviosa Erika que le apretaba la mano con fuerza para después dirigir su atención al alfa que se estaba sentando sin ni siquiera pedir permiso.-Disculpa, podrías repetirlo- solo puedo soltar, esperaba que fuera una ilusión lo que había escuchado.-¿Cuál es la impresión?- Nolan sonrió agarrando uno de los aperitivos, dejaba salir toda su esencia alfa demostrando quien era el superior en ese momento –Erika y yo nos conocemos desde hace mucho, vine a buscarla y pronto nos casaremos, algo mal que haya dicho-Silver pestañeó.-Pues s&iacut