Pero es la expresión de esperanza en sus rostros lo que me hace preguntarme cómo retrasé esto tanto. ¿Cómo tienen tanta confianza en mí cuando yo era el más frío y callado de la élite Sable?

“Entonces, ¿formamos la manada ahora?”, pregunta Anthony.

“Creo que esto es algo que preferiría hacer en presencia de mi pareja. Después de todo, ella será mi Luna”.

Ambos intercambian miradas y asienten. Después de todo, Valerie no es solo mi mujer, sino mi pareja.

“Síganme”.

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Llegamos a la casa y me conecto mentalmente con Valerie. ‘¿Eres capaz de salir, nena?’.

‘¿Regresaste?’. Apoyo mi cabeza contra el reposacabezas de cuero del asiento del conductor, resistiendo una sonrisa. Solo escuchar su voz me trae felicidad. Es una maldita locura.

‘Sí, y dos de mis hombres están conmigo. Formemos nuestra manada, Luna Valerie’.

Ella jadea. ‘¿De verdad? ¡Ya voy!’. La emoción en su voz es obvia y es bastante difícil no dejar que se note mi emoción, pero no soy el único.

Salgo del coche y ellos me