Capítulo 338
La sorpresa se refleja en su rostro mientras nos mira a ambos.

“¿Yo?”.

“No, estábamos hablando con el fantasma que está a tu lado”, dice Sebastián con sarcasmo.

“Ah, no, es decir, no me importaría, pero… ¿están seguros de que quieren que alguien invada su lugar?”, pregunta con incertidumbre.

No es un no rotundo.

“Creo que también nos vendría bien tu ayuda”, digo con una sonrisa, sabiendo que eso lo haría sentir mejor.

“Sí, serás bueno para cuidar niños”, comenta Sebastián.

Aran está a punto de responder antes de sonreír levemente y suspirar. “Bueno, no creo que sea una mala idea. Tal vez acepte”.

“¡Genial!”, digo, liberándome del agarre de Sebastián y abrazando a Aran, sorprendiéndolo.

Él se relaja pronto y me devuelve el abrazo.

“Gracias, Zaia… Gracias, Sebastián, será agradable tener a los niños cerca”, dice, con ojos suaves, a pesar de su tono enérgico.

Pero ambos lo conocemos mejor que eso. Más allá de ese exterior duro hay un hombre que se preocupa profundamente.

“¡Pe
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