"¿Y si no me arrepiento?".

La expresión de Harvey York no cambió en lo más mínimo.

Parecía que no tenía el deseo de volver a ser el Príncipe York.

"Entonces, haré que... ¡te arrepientas de haber venido a este mundo!".

Cada palabra que la Abuela York decía era como un cuchillo cortante.

"En realidad, nunca te he tratado como mi nieto. ¡Para mí, eras solo una herramienta!".

"Nadie sabe nada de tus padres desde que se fueron a las montañas Keale. ¡Estás solo en los York!".

"Fui yo quien te eligió y te entrenó. Sin embargo, no fuiste obediente como un perro...".

"¡Incluso dejé que te hicieras cargo de los York y te convirtieras en el legendario Príncipe York!".

"Pero ¿qué hiciste?".

"¡Me has desafiado una y otra vez!".

"¡Ahora me arrepiento de verdad!".

"Si hubiera criado a un perro, este hubiera sido agradecido. ¡Pero tú no!".

"¡En mi opinión, ni siquiera mereces llevar el apellido York!".

Yonathan se hizo eco de su afirmación y dijo con frialdad: "Harvey, ¿crees que puedes