Mandy Zimmer había estado leyendo durante toda la noche, sin pronunciar una palaba hasta la mañana siguiente.

Incluso hasta la noche siguiente, Mandy no se quejó ni se detuvo durante ese tiempo.

Se acercaba el momento del banquete.

Mandy no podía quedarse más quieta y se puso de pie.

"Harvey York, confío en ti; hasta el punto de que pongo todas mis apuestas en ti. Pero, ¿cómo se supone que me dejes confiar en ti? ¿Tienes siquiera una tarjeta de invitación? Pensé que podías conseguir unas tan siquiera. ¡Has estado durmiendo desde anoche!¡Ni siquiera saliste por la puerta principal, ni hiciste una sola llamada telefónica! Déjame preguntarte esto, ¿dónde planeas conseguir las tarjetas de invitación? ¿Van a caer del cielo?".

En ese momento, Simon Zimmer y Lilian Yates estaban llamando a la puerta con impaciencia.

"Harvey, ¿qué está pasando? ¿Qué preparaste?”. Mandy había hablado en serio, el día anterior. “¡Si no puedes cumplir tu promesa, pronto no tendremos un lugar para sobrevivir